viernes, 25 de enero de 2013

confesiones de un mirón

Queridos míos:
Despido aquí este diario de un copy en crisis y os invito a entrar en el nuevo blog que voy a inaugurar mañana, viernes, 25 de enero, a la hora de costumbre.
Nombre: confesiones de un mirón.
Dirección: confesionesdeunmiron.blogspot.com 
En cuanto a la gráfica, no es la definitiva, puesto que se encuentra en fase de pruebas, pendiente de pequeñas modificaciones. En ello está Jerónimo Pérez Cruz   -Jero-, amigo, excompañero y fino director de arte, alma caritativa que -dadas mis severas limitaciones en ese y otros terrenos- se ha hecho cargo del asunto. De modo que, como dijo el otro con inolvidable acento tejano, 'estamos trabajando en ello'. Así pues, el copy se despide y deja libre el ojo de la cerradura por donde se asomará cada viernes el mirón. Buenas noches y hasta mañana. Será un placer.

lunes, 21 de enero de 2013

¿qué hay de nuevo, viejo?

Es como volver a casa después de un largo viaje: tienes la impresión de que los hijos han crecido y las plantas parecen más frondosas. Se siente uno raro al abrir la puerta y entrar en este blog un mes después. Por regla general, a la gente le importa más bien poco, pero parece que lo correcto fuese responder a las preguntas de ¿dónde has estado últimamente, qué has hecho en este tiempo, qué te ha deparado el viaje o la experiencia? En fin, esas cosas protocolarias de buena educación. Y luego está la inevitable 'ya tendrías ganas de volver, ¿no?' Es entonces cuando uno se lo piensa un poco y descubre que no tiene muy claro si tenía o no ganas de volver. ¡Es tan tentadora la idea (vana idea) de ser echado de menos por alguien en algún momento! Y no digamos ya la atracción fatal que ejerce la mera posibilidad, tan remota, de ser declarado 'en paradero desconocido'. Pero no, no soy tan aventurero ni mi vanidad llega a tanto, aunque todo se andará. Bien. Lo cierto es que el alivio que he sentido (o lo que sea) al no estar obligado a escribir cada día el post de este blog... ha sido la señal inequívoca de que al diario de un copy en crisis solo le quedaba dar las gracias y despedirse. A partir de ahora, nada de diario; en cuanto al copy, hace tiempo que dejé de serlo por falta de actividad; en crisis solo era un complemento de estado o circunstancial. ¿Y bien? ¿Qué tal escribir algo un día a la semana, pongamos los viernes, a esta misma hora, donde ir contando alguna que otra cosa vista o leída, escuchada, sonreída? Es posible incluso que el próximo viernes inaugure el nuevo blog. ¿Nombre? Lo tengo, sí, aunque a falta de confirmar si está libre o no en la blogosfera. Creo que mañana o pasado ya sabré algo. En cualquier caso, lo haré público aquí mismo en cuanto lo sepa: uno, dos, tres días, no más. Entretanto, tal como están las cosas -y puesto que el deseo es lo último que se pierde-, no descarto que  mis velas de cada noche a Robespierre empiecen a dar sus frutos, aunque sean escasos frutos.

jueves, 20 de diciembre de 2012

500

"Hoy, lunes, 27 del 9, ha sido un buen día." Esta fue la primera frase que escribí en este blog, hace ya más de dos años. Esa primera entrada llevaba por título "Diario de un copy... en crisis", y no recuerdo si el post dio nombre al blog o fue al revés. Lo cierto es que en esa época -septiembre de 2010- trabajaba en el departamento creativo de una agencia de publicidad, y por aquellos días yo era precisamente eso: un copy en crisis, y también en medio de la crisis. Desde entonces, la crisis ha ido a más y a peor. La agencia desapareció hace ahora un año. Yo he dejado de ser copy, o al menos de ejercer como tal, cosa que viene a ser lo mismo. Digamos que he pasado 'a la reserva activa'. Sin embargo, no por ello me he deprimido ni abrumado en exceso, sino que, por el contrario, he sentido un cierto alivio. Y este blog, que hoy cumple 500 posts, me ha servido de gran ayuda: terapia ocupacional, disciplina, ejercicio, divertimento, comunicación con el exterior, alguna nueva amistad... Pero 500 páginas o 500 noches es una cifra que invita, casi obliga, a detenerse y reflexionar. Hace tiempo que vengo pensando en ello, y creo que ha llegado el momento de escribir la palabra 'fin'. O bien, 'fin de la primera parte'. De momento, me voy a tomar un tiempo para pensar qué hacer con este blog. Tengo varias opciones: la primera y más sencilla sería hacerle un tuning, un lifting, un restyling... y volver a ponerlo en circulación; una segunda consistiría en transformarlo en otra cosa, en otro blog, en algo que aún ni siquiera sospecho; pero también podría darlo sensatamente por concluido y decir aquello de 'fue hermoso mientras duró'. Veremos. En cualquier caso, creo que este silencio le sentará bien al blog. Y a sus lectores. De un tiempo a esta parte, estoy demasiado airado, indignado, furioso a veces ante el actual estado de cosas, y eso me dificulta cada vez más el mantener aquí las formas sonrientes de un cierto estilo, de una cierta elegancia. Sí, confieso que cada día me cuesta más evitar la tentación de convertir este diario en un panfleto contra la barbarie. Dicho de otro modo: todas las noches, antes de acostarme, le pongo una vela a Robespierre. Bueno, dejémoslo ahí. Hoy es 20 de diciembre. Dentro de un mes, el 21 de enero, lunes, me paso por aquí para informar de cómo están las cosas y cuáles son mis planes. Hasta entonces, gracias a todos por la compañía y... feliz Navidad.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

esperando la nieve

Anteayer, lunes, hablaba yo aquí del espacio en blanco, del libro en blanco, del cuadro en blanco. Sin darme cuenta, esa especie de rapsodia en blanco estaba despejando el panorama para recibir como es debido a la blanca Navidad: sin nada que entorpezca el discurrir de las ideas  y de los sentimientos. A la vez que colocamos en el salón las figuritas del belén -con mula y buey incluidos, se pongan como se pongan-, conviene asimismo ir retirando ruidos, estorbos, acumulaciones, botellas vacías, palabras de más. Doce meses llenos de días nos dejan grandes excedentes que obstaculizan el tráfico y dificultan  la ventilación. Por eso hay que ir llenando bolsas de basura con todo aquello que excede, ya sea materia orgánica, envases de ideas caducadas, artefactos inútiles u obsoletos, broza del alma, jarrones insufribles, cuadros recargados de ciervos... Fuera, fuera. Hay que despejar el paisaje y dejarlo listo para recibir la nieve, la benéfica nieve de las navidades blancas, y para entrar en el nuevo año limpios de polvo y paja, aunque quizá no sea esta la expresión más afortunada. No es casual que, tradicionalmente, el 1 de enero, cuando nos levantamos de la la cama, siempre están televisando desde Insbruck o alguna otra estación alpina el campeonato de saltos de esquí. Es una manera simbólica de empezar el año en blanco, sin contaminaciones ni herencias recibidas, como si nos hubiéramos perdonado todo lo anterior y la vida nos diera una nueva oportunidad, un folio en blanco. Pero también, frente a la contaminación acústica, se extiende ante nosotros como una llanura el silencio que habita en el blanco. Quizá por eso, cuando algo extraordinario hace que nos quedemos 'sin palabras', decimos que nos hemos quedado 'en blanco'. Bienvenido pues sea el color blanco que vuelve siempre por Navidad. A pesar de que tenemos sobradas razones para sospechar que es una tregua que concede el sistema (o quien sea), acaso una tregua-trampa, para que nos confiemos y nos volvamos, como dijo el poeta, "santamente bobos". Aunque ya sabemos que esa blanca tregua dura lo que dura: pasados los  Reyes, se reanuda el tiro al blanco.

martes, 18 de diciembre de 2012

el gris tiene su encanto

A esta hora, normalmente, tengo ya el post muy avanzado o casi listo para publicar. Mientras venía hacia aquí, iba pensando "hoy no hay blog, no tengo tema", pero, a falta de ideas, lo que sí me surgían eran no menos de media docena de disculpas irrebatibles, de esas que le eximen a uno por completo de cualquier obligación. Como la plancha que, al menos una vez al año, se dejaba encendida en casa un director creativo amigo mío, y tenía que salir de la agencia a toda velocidad para tratar de evitar una tragedia. "¡¡¡Hostia, la plancha, la plancha!!!", exclamaba de pronto, llevándose las manos a la cabeza, y todos, conocedores de lo despistado que era, lo entendían y se hacían cargo de la dramática situación. "¡Corre, Fernando, corre, pilla un taxi!" Creo recordar que ya lo conté aquí en alguna ocasión. Pero, sí, lo cierto es que se me venían las disculpas como las olas a la playa, una tras otra, para justificar, mañana, el post que hoy no iba a escribir. Y lo cierto también es que he llegado tarde porque... me he dejado llevar por ahí, por el centro, mirando escaparates y portales, alguna librería (Antonio Machado, Blanquerna) o el aspecto y las caras de los transeúntes que me salían al paso. Una de esas mañanas crudas de invierno en las que se pasaría uno las horas muy a gusto dejándose llevar por las calles... y por las divagaciones. Hoy el color gris dominaba la escena por completo, un gris muy transitable y con el grado idóneo de humedad en el ambiente. Creo que, en realidad, quería retrasar mi vuelta para, de ese modo, llegar tarde a un post para el que no tenía tema. Y estando en esas -con las manos en los bolsillos del chaquetón, mientras esperaba que el semáforo se pusiera en verde-, me he acordado de una vieja canción que siempre me gustó: Tot és gris (Misty), en versión de Núria Feliu y Tete Montoliu. Una hermosa canción para escuchar de memoria mientras observas, del otro lado del semáforo, las caras de las personas que dentro de unos segundos se van a cruzar contigo. De pronto, se enciende la luz verde y, los de este lado y  los de enfrente echamos a andar, como formando parte de una coreografía gris. Todo es jazz.  
Tot és gris - núria feliu i tete montoliu - goear.com

lunes, 17 de diciembre de 2012

¿un banco en blanco?

Desde luego, es un anuncio muy notorio: una doble página en blanco, o casi, no es algo que pase desapercibido. Es la campaña con la que sueña todo creativo de publicidad. Como el libro sin palabras es el sueño de todo escritor, y más aún si está en crisis. O el cuadro en blanco (que no es lo mismo que el 'Cuadro blanco sobre fondo blanco' de Malévich) lo es para todo artista. Sin embargo, los creativos de esa campaña (o los ejecutivos de la cuenta, o alguien) no se han atrevido a ser consecuentes del todo y le han obligado al copy a romper el pacto de silencio y claudicar: "Hemos comprado este espacio para que no contenga noticias ni opiniones. Este tiempo es para ti." Lástima. Esa concesión innecesaria se ha ganado perder un león de Cannes (Festival de Publicidad). El Cliente habrá quedado muy satisfecho con la inclusión de ese pequeño texto, pero estoy seguro de que el copy, obligado a escribirlo, lo considerará una derrota, una triste renuncia a la creatividad. Lo siento, compañero, pero, cuando te las prometías tan felices... te la han vuelto a meter doblada. Aunque no me sorprende. Yo intenté hacerlo varias veces, y en distintas modalidades, pero mi esfuerzo hacia el puro blanco de escritura siempre resultó infructuoso. En alguna ocasión propuse a la agencia ahorrar tiempo y esfuerzo (o sea, dinero) en la presentación de la campaña al cliente. Una presentación sin argumentarios ni razonamientos ni estrategias creativas ni nada: la idea y punto; eso sí, precedida de apenas diez palabras: "nuestra campaña es tan irrebatible que... sobra todo lo demás." Pese a la fuerza argumental, mi sugerencia no fue admitida a trámite. En otra ocasión, y en otra agencia, propuse que, puesto que el concepto creativo era tan potente, y haciendo mío eso de que nadie lee el cuerpo de texto de los anuncios, ¿por qué no rellenar el body copy con el texto figurado de un impecable lorem ipsum? Y rematé la argumentación con una media verónica bien gitana: 'donde esté un buen lorem ipsum, que se quite cualquier vulgar opera omnia.' Pero no coló. Como tampoco cuela el vergonzante "hemos comprado este espacio", etcétera, de ING Direct. Es verdad que se han acercado, y mucho, al anuncio perfecto de un banco, a la cuña de radio o la doble página que menos molesta o enfada en estos días, pero, al final, cuando estaban a punto de conseguirlo, sintieron vértigo y... dieron un paso atrás. Claro que tampoco podemos pedirles demasiado: aunque sean holandeses y tengan por color corporativo el orange, al final son un banco. Y un banco siempre es un banco, de igual modo que en Gilda "un dólar es un dólar en cualquier idioma."

viernes, 14 de diciembre de 2012

vagar

Salir sin rumbo ni objetivo a esa hora imprecisa que solemos llamar 'entre dos luces'. Salir para dejarse uno llevar a ninguna parte por las calles más feas o menos frecuentadas, vagando por ahí como perro sin collar. Ayer volví a hacerlo. Ir por donde nunca o muy rara vez vamos. Observar la cara B de los bloques de pisos, las ventanas más descuidadas, las cuerdas con ropa tendida, todo ese paisaje urbano donde nadie se haría nunca fotos con la familia. Tiene algo de inconfesable ese vagabundeo de quien observa sin permiso todo aquello que no está ahí para ser observado. Para hacer eso, conviene pasar desapercibido en lo posible, como quien se mimetiza con el entorno hasta formar parte del paisaje. La realidad tiene rendijas, pequeñas grietas por donde pueden verse sus interioridades, sus partes más íntimas. Detectar esas rendijas es la tarea y el anhelo de todo buen mirón. Hay contenedores de basura, locales cerrados, carteles de 'se vende', un gato que cruza la acera... Ayer descubrí, ya casi de noche, que no hay mayor soledad que la de una peluquería de barrio con las luces encendidas y sin nadie dentro. Es una una imagen desoladora. Yo creo que el peluquero se metió en la trastienda por pudor, para no dar pena ni añadir más motivos a la desolación. Aunque también pude mirar y ver silencios y quietudes a los que nadie más que yo asistió a esa hora, en ese instante. Aquí, en este barrio, los bloques de pisos suelen tener jardines a la entrada. Con las primeras luces del alumbrado eléctrico, observé un ciprés más alto que su sombra y que se elevaba por encima de la ventana más alta, más sereno que arrogante, más orgulloso que soberbio. Un ciprés, sí, bien educado y como procedente de las mejores familias toscanas. También algún magnolio quieto de hojas barnizadas que parecía haber acogido y escuchado minutos antes algún secreto inconfesable (nadie sabe lo que una discreta ama de casa es capaz de soñar o de poner en marcha, a sabiendas o no). Lo mismo cabe decir de un insospechado y gris conserje o subalterno próximo a la jubilación. No tenemos ni la menor idea del secreto mundo que callan las farolas y los jardines, y menos aún de todo cuanto pudiera producirse o está a punto de suceder a cada instante. Si de pronto sale de un portal sombrío un hombre de mediana edad y estatura mediana, sonriendo para sus adentros.. ¿qué pasa ahí? Ayer pasó eso mismo delante de mis ojos, y mi mala cabeza se puso en movimiento a toda velocidad. ¿Qué, quién, cómo y cuándo surgió? ¿Hasta cuándo durará? ¿Tendrán hijos ambos? ¿Cómo organizamos el período de entreguerras? Vale, bien, de acuerdo que todo eso queda en el terreno de la hipótesis, pero en todo caso conviene salir de casa sin teléfono que nos tenga pendientes o localizados. Para poder vivir todo eso hay que ser lo más parecido posible a un perro sin collar... y sin teléfono. El anuncio que aparece aquí es tailandés, sí, pero creo que aunque no habléis el thai en la intimidad, vais a entender el spot que os adjunto.  http://www.wimp.com/disconnectconnect/