viernes, 31 de diciembre de 2010

feliz año nuevo

Queridos y silenciosos blogueros: feliz año a todos. Cada día veo al pinchar en "Estadísticas" el número creciente de visitas a este blog. Los gráficos me dicen la hora de entrada, las fuentes de tráfico, los navegadores utilizados, los sistemas operativos... Y también el país de procedencia. La gran mayoría de las páginas vistas se producen desde España, claro está, pero las "brigadas internacionales" son cada día más nutridas y diversas. Y así llegan hasta aquí diariamente nuevos brigadistas procedentes de (por orden numérico) Estados Unidos, Francia, Singapur, Croacia, Ucrania, Rumanía, Tailandia, Rusia, Reino Unido, Malasia, Polonia, China, Alemania, Eslovenia, Dinamarca, Países Bajos... A todos (y a los nuevos que se asomen al blog en estos días) os envío un saludo afectuoso y os propongo un brindis para  recibir al 2011: "contra la crisis, ¡salud y belleza, compañeros!" Aunque estaría bien que os animaseis a entrar aquí y propusiérais vuestros brindis... en cualquier idioma. Brindo por ello. Abrazos (también en todos los idiomas).       

jueves, 30 de diciembre de 2010

un buen día

Hoy empieza para mí una semana de vacaciones. Por eso, a diferencia de otros días, no espero a la tarde para escribir el post. A esta hora ya he llevado a cabo todas mis tareas de la jornada, dentro y fuera. Tengo la casa en orden, la cocina recogida, el periódico leído, las cosas hechas. He seleccionado una música: Conciertos de Brandenburgo, en la versión ligeramente jazzística de Jacques Loussier. Hoy es uno de esos días que apetece quedarse en casa y disfrutar de ella, de la agradable temperatura, la ropa cómoda, la luz tamizada, de la música mientras suena, del silencio que viene despúes... Siete, diez, doce horas seguidas para no hacer nada o casi: solo estar y disfrutar de ello. Mi abuela paterna solía decirme: "déjate estar." Qué expresión tan afortunada. Dejarme estar es lo que hago ahora. Tengo por aquí algunos libros para picotear acá o allá; también algunos discos, acordes con el día; algunas notas malamente escritas en papeles sueltos. En una de ellas aparece la palabra "excesos"; en otra, una frase entrecomillada leída en el periódico hace algunas semanas: "me obsesiona lo infraordinario, lo que está ahí pero no se puede ver" (qué buena palabra "infraordinario"); en una tercera nota, garabateada en un momento de supuesta lucidez, digo: "la belleza se lleva bien contigo, y a mí me encanta dejarme llevar por la belleza." En fin, un buen día para estar solo en casa.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

cuatro libros

Ayer la música no dejó espacio para los libros. Empiezo por De A para X, una historia en cartas, de John Berger. No es de este año pero da igual, yo lo he leído en estos días y me ha conmovido; es difícil no amar apasionadamente a A'ida. Tierra desacostumbrada, de Jhumpa Lahiri, es espléndido. Todo un descubrimiento esta escritora de origen bengalí. Me llamó la atención no ya lo que los personajes dicen, sino, sobre todo, lo que callan, lo que no son capaces de decirse unos a otros. Como en la vida misma. Poemas encadenados (1977 - 1987), de Pedro Casariego, está lleno de hallazgos, de sorpresas, de juegos, de bromas. Incluso está lleno de versos. Nocturnos, cinco historias de música y crepúsculo, de Kazuo Ishiguro, es un puro placer. Muy recomendable para cualquier aficionado a la buena literatura, pero más aún para quien esté interesado en cómo se escribe y se organiza un relato. Magistral. Y por último, como oferta que no se puede rechazar, un 2x1: La deliciosa historia de Leo y Emmi (toda ella a través de correos electrónicos) en dos volúmenes: Contra el viento del norte y Cada siete olas, de Daniel Grattauer. Ingenio, brillantez, agilidad, humor y, como no podía ser de otro modo, amor, mucho amor. Quizá no sea la más alta literatura, pero qué bien se pasa leyendo esta historia. Una verdadera gozada. Ambos títulos me los regaló una amiga que, como Emmi, también es brillante, inteligente y divertida cuando quiere, aunque no siempre estamos de acuerdo. Mejor dicho: no siempre soy capaz de estar de acuerdo con ella. Bueno, al final me han salido más de cuatro libros. Al revés que en aquella broma de un profesor de mi colegio, cuando decía "los Cuatro Evangelistas eran tres: Elías y Moisés."

cuatro libros

martes, 28 de diciembre de 2010

cuatro cosas

Hay días proclives a las emociones fuertes y días que desde primera hora ya se ve que vienen muy volátiles. Casi prefiero estos últimos: son ligeros, livianos, amables, paseables y... olvidables. No nos enamoramos de ellos, es cierto, pero son esos días que no están mal, que vale, que bueno, que ¿por qué no? Además se prestan a la fantasía o a evocar otros días y mometos que, estos sí, brillan como piedras preciosas de reciente adquisición. Ayer, sin ir más lejos, la negra luz de El Roto brilló una vez más con toda intensidad: un decrépito político español afirmaba en su viñeta: "...Los malos tiempos de antes...¡Esos sí que eran buenos tiempos!" Pero en el año que se va no todo ha sido pésimo. Si hablamos de cine, me quedo sin dudarlo con Toy Story 3, aunque también me gustó no poco (con alguna objeción) io sono l'amore. En música me apunto al espléndido disco de Dee Dee Bridgewater en homenaje a Eleanora Fagan (Billie Holiday para siempre y para todo el mundo). También, cómo no, cómo no, me llevo conmigo esa inmensa Nana de oriente, fundida con el pequeño reloj morentiano, cuando la voz de EM se levanta por encima de las olas y dice, como nadie lo había dicho hasta ahora: "He aquí otra manera de medir / y gira y gira el llanto sin cesar / como el rosario como la noria como el mundo como la espiral del mecanismo perfecto y perpetuo de un reloj..." Para no dejarlo ahí, que duele, remato con este temazo recién descubierto del Sting Live In Berlin; su título: Desert Rose. Toda una joya para sacar a bailar, al calor de la hoguera y a la luz de las estrellas, a... ¡A Rania de Jordania!

lunes, 27 de diciembre de 2010

asuntos exteriores

Nochebuena, Papá Noel, los catálogos de regalos, la iluminación navidena, El Corte Inglés, el frío, las nevadas, la vuelta al hogar, una sentimentalidad un poco empalagosa... En fin, todos eso. Pero es algo comunmente admitido que son días de paz y amor. Y tradicionalmente se ha dicho que la Navidad es un sentimiento universal que va más allá de las fronteras. Pues bien, algo parecido (o casi) empieza a sucederle a este blog. Ya en sus sus inicios registró un misterioso seguimiento desde Singapur, y de ello dejé constancia en este diario. Pero no quedó ahí la cosa: a día de hoy el blog recibe visitas (y no una ni dos) que van desde Estados Unidos a Polonia, desde Rumania a Malasia, Croacia, Eslovenia, Francia, Tailandia... No puedo dejar de preguntarme quiénes son esos remotos visitantes. ¿Españoles por el mundo? Probablemente.Pero eso no aclara nada. ¿Que hace un tipo en Bangkok (aparte de dar o recibir masajes tailandeses) merodeando por este blog mientras yo duermo aquí, y quizá hasta sueñe con uno de esos masajes de aquel lejano país? Y sobre todo, ¿que sucesión de pasos encadenados han llevado a alguien en algún lugar de Alemania o de China a encontrar  esta página, precisamente esta, en la red? Misterios. Eso sí, misterios gozosos de la comunicación global. Aunque, si se busca se encuentra otra lectura un poco más inquietante: alguien te está diciendo con su silencio oriental, "ojo, sé que estás ahí; y te vigilo." Ufffffff.

jueves, 23 de diciembre de 2010

esa dulce pereza

"Lo que apetece un domingo es pasarse todo el día de la cama al sofá y del sofá a la cama; y de la cama otra vez al sofá; y del sofá a la mesa...", dice Blanca Bassols (y lo dice muy bien) en la cuña de radio de Ikea. Pero eso, más que de un domingo cuaquiera es propio de un resacón brutal, quizá tras una Nochevieja salvaje. De hecho, ya existe en Facebook Resacas de la Cama al Sofá y del Sofá a la Cama. Aunque hace tanto tiempo de eso que ni me acuerdo ya de cómo eran aquellos 1 de enero, entre la cama y el sofá y la botella de agua fría. Pero de lo que yo quería hablar hoy aquí es de esa cosa tan refinada y dulce que llamamos "pereza". Y de las palabras que tienen o sienten pereza, o que conducen a ella. Pereza siente la frambuesa al pronunciarse, y el muérdago, la tumbona a la hora de la siesta, la voluptuosidad del vino de Marsala, mi cabeza aposentada entre tus muslos. Pereza es el beso demorado, el párpado al caer, la fragancia que un cuerpo desprende después del amor. Pereza es la lentitud de la mirada al recorrer el horizonte y la curva tan dulce que dibuja una cadera. Pereza es el lujo de tener varias horas en fila, varias tarde seguidas, varios discos de jazz, varias copas de vino en botellas que están por abrir. Pereza es placer... aplazado. Feliz Navidad. El lunes 27 volvemos a vernos... alegre y perezosamente.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

servicio de limpieza

Aunque la imagen de un chillida en la chatarrería me ha fascinado desde el primer momento, y me sigue fascinando como un tesoro en la oscuridad, no voy a hablar hoy de la poética chatarrera, tan poderosa. Pero sí de arrojar al contenedor toda esa especie de chatarra que dejan los días. Hablo de hacer limpieza, soltar lastre, desalojar la broza visible e invisible que se acumula a nuestro alrededor: periódicos atrasados, botellas vacías, ropa vieja en desuso, las migas de ayer en el mantel ... Y también la ceniza fría que dejan las malas madrugadas, los restos del insomnio, los tristes tigres malogrados sin ardor ni brillo; y las sombras gastadas, los arrepentimientos a destiempo, la sucia espuma de las horas que el día no digiere ni la noche acepta... En fin, todo ese cúmulo que ensucia y estorba y dificulta seriamente el discurrir de la alegría y el curso de los acontecimientos. Hacer limpieza es una necesidad y una bendición que purifica, pero también es un placer: nos quitamos, además de un peso de encima, esas capas que se van acumulando con el tiempo y oscurecen los colores de los cuadros más luminosos. Sí, hacer limpieza nos restaura, nos rejuvenece.  

martes, 21 de diciembre de 2010

se tiene o no se tiene

De igual modo que hay "hormigas" y "cigarras", el mundo se podría dividir entre los que acostumbran a llegar puntuales a las citas y los que no. Estos últimos pertenecen a una categoría humana que en cierto modo yo calificaría de superior. Son una minoría, sí, pero una minoría que está feliz de serlo. Una élite. Es gente (encantadora en la mayoría de los casos) que llega normalmente tarde a las citas, a las reunines, a los encuentros con amigos. Pero lo que de verdad les distingue es su modo de llegar tarde: llegan tarde con naturalidad, con una serenidad de espíritu envidiable y exenta del más mínimo apuro o desagrado ante su evidente retraso. Llegan tarde con elegancia, sin esa agitación, y menos aun sofoco, de quien se ha visto obligado a apretar el paso. No. Eso sería una declaración de culpabilidad en toda regla. Los hombres y las mujeres pertenecientes a esta aristocracia dan por hecho que sus sistemáticos diez, quince, veinte o más minutos de retraso forman parte del margen de maniobra en el horario previsto. Y además, en su fuero interno, están convencidos de que las personas que llegan siempre a la hora precisa (¡no digamos ya con unos minutos de antelación!) es gente nerviosa, alterada, apresurada, que va por ahí con un cierto atolondramiento. En otras palabras: ser puntual por principio es una ordinariez; algo impropio de personas que saben disfrutar de la vida y que jamás tienen prisa. Personas a las que da (o debería dar) gusto esperar. Y eso se tiene... o no se tiene. ¡Cómo les envidio! ¡Lo que yo daría por ser uno de ellos!

lunes, 20 de diciembre de 2010

arroz al champagne


En Esencia de mujer, Al Pacino, ciego y excéntrico, conduce un Ferrari por las calles de Manhattan con la sola ayuda de las indicaciones de un joven aterrorizado. Algo así he decidido hacer uno de estos días: perder el miedo a mis limitaciones y lanzarme sin red a un mundo ignoto para mí. Me explico. Yo, en materia culinaria (aunque no solo en ella), aparte de los espárragos de Caparroso (ribera navarra), que me salen de chuparse dedos, soy bastante discreto, digámoslo así. Pero he decidido que ya vale de actitudes timoratas que a nada conducen. En mi casa están un tanto inquietos desde que ayer, durante la comida, dije, más o menos: "no está escrito el día ni la hora, pero que sepáis que, más temprano que tarde, me voy a meter en la cocina y os  voy a hacer un arroz al champagne... con trufa." Mis hijos pensaron que estaba de coña, claro, y se rieron no poco; sin embargo mi mujer, que es muy larga y conoce bien mis interpretaciones, se barruntó la gravedad del asunto ante el tono y la determinación de mi actitud. Naturalmente, tengo todas las cartas para que resulte un desastre sin paliativos; ahora bien, como suene la flauta... me convierto en un ser legendario para mi familia y alrededores: pasar de la nada al todo de una sola vez. Eso sí: en el caso de que los  dioses consintieran algo tan improbable, no volvería a intentarlo en los próximos 20 años. Y que la leyenda crezca y crezca, como un soufflé. Se admiten consejos culinarios para que el naufragio no resulte del todo ignominioso.

arroz al champagne

En Esencia de mujer, Al Pacino, ciego y excéntrico, conduce un Ferrari por las calles de Manhattan con la sola ayuda de las indicaciones de un joven aterrorizado. Algo así he decidido hacer uno de estos días: perder el miedo a mis limitaciones y lanzarme sin red a un mundo ignoto para mí. Me explico. Yo, en materia culinaria (aunque no solo en ella),  aparte de los espárragos de Caparroso (ribera navarra), que me salen de chuparse dedos, soy bastante discreto, digámoslo así. Pero he decidido que ya vale de actitudes timoratas que a nada conducen. En mi casa están un tanto inquietos desde que ayer, durante la comida, dije, más o menos: "no está escrito el día ni la hora, pero que sepáis que, más temprano que tarde, me voy a meter en la cocina y os  voy a hacer un arroz al champagne... con trufa." Mis hijos pensaron que estaba de coña, claro, y se rieron no poco; sin embargo mi mujer, que es muy larga y conoce bien mis interpretaciones, se barruntó la gravedad del asunto ante el tono de mi voz y la determinación de mi actitud. Naturalmente, tengo todas las cartas para que resulte un desastre sin paliativos; ahora bien, como suene la flauta... me convierto en un ser legendario para mi familia y aledaños: pasar de la nada al todo de una sola vez. Eso sí, en el caso de que los caprichosos dioses consitieran semejante desafuero, no volvería a intentarlo en los próximos 20 años. Y que la leyenda crezca y crezca, como un soufflé. Se admiten consejos culinarios para que, al menos, el naufragio no resulte del todo ignominioso.

viernes, 17 de diciembre de 2010

un poco de silencio

Hay cosas que suceden en silencio y que sólo se pueden decir con silencio. Algunas pérdidas, por ejemplo. La serena tristeza que nos dejan. La pena que se queda ahí, callada, con ese gesto indefinido de lo que no tiene nombre. No es grave, o al menos no demasiado, se sobrelleva. Pero es irremediable. Llevo toda esta semana no queriendo hablar de ello. Y no lo he hecho. Le vimos tantas veces, ¡y todas buenas! En el Español, en el Monumental, en el Alcalá Palace, en el Real, en el Palacio de los Deportes, en el San Jaun Evangelista, en aquel patio tan hermoso de Alcalá de Henares, en el Español nuevamente... Y tantas, tantas horas de gloria escuchándole en esta casa y en las otras casas, en los viajes, a veces a 180 kms de juventud por hora. Oyéndole, se deja uno llevar tan fácilmente a no se sabe dónde... Y después, durante un rato, el silencio es distinto. Es un silencio que parece transitado por un millón de cosas, de partículas, como cuando entra en la casa  una franja de sol al mediodía. Es un silencio que le llega a uno al alma. Y no hay más que decir.    

jueves, 16 de diciembre de 2010

placeres inconfesables

Ayer leí una noticia muy divertida: un grupo de científicos de la Universidad de Cambridge, con la ayuda de "un potente ordenador, que opera con complejísimos algoritmos y millones de datos, revela que el día más aburrido de la historia fue el domingo 11 de abril de 1954." Así, como suena. Al parecer, en esa fecha no ocurrió nada grave ni se produjo noticia ninguna de primera página. O sea, un milagro. También leí ayer, en un hermoso libro de John Berger (regalo de una amiga muy querida) esto otro: "Qué grande es la diferencia entre la esperanza y la expectación. Al principio creía que tenía que ver con el tiempo, que la esperanza era aguardar algo más lejano. Me equivocaba. La expectación pertenece al cuerpo; la esperanza es del alma. Esa es la diferencia." Es curioso, siempre he sospechado que lo contrario de la esperanza es precisamente la espera. La espera es desesperante, y hasta desesperanzadora. Acaba siendo un esperar por esperar. Como hablar por no callar. Cada vez que surge este tema me acuerdo del famoso diálogo en Esperando a Godot: "¿Y qué hacemos ahora?" "Esperar." "Sí, pero, mientras esperamos..." Esa es la cuestión: ¿qué hacemos mientras esperamos? Dejar que pase el tiempo... que no quiere pasar. O dicho de un modo más poético: ver crecer la hierba. Es decir: aburrirnos. Sin embargo, ¡qué placentero puede ser a veces el aburrimiento! Sí, hoy quiero aburrirme muy despacio y muy a gusto. Quiero entusiasmarme de aburrimiento. ¡Viva el 11 de abril de 1954!

miércoles, 15 de diciembre de 2010

sí o sí

Tras haberle negado al martes el pan y la sal, hoy solo puedo decir que sí a todo. Si me dicen que vaya digo que bien. Si me dicen vuelva usted mañana digo que también. Hoy sí quiero lo que tú quieras. Y si tú me dices ven... yo respondo amén. Y no es que vaya donde me lleven, es que hoy me llevan donde voy. Me niego a decir no. Reniego de mis días nones. Abomino de cuantas veces dije no, ni, tampoco, nunca, nada, nadie, niente. Hoy es que sí. Que si me pides baile, te saco a bailar. Que si quieres un verso, te dedico un poema. Que si tú tienes frío,  aquí tienes mi abrigo. Que si  esta tarde tú me das el "do", ten por seguro que yo te doy el "si". Que si deshojamos la margarita, ya sabemos lo que va a salir. Y así podríamos seguir hasta que se haga de noche. Y tú y yo lo sabemos, ¿verdad que sí? Porque hoy lo contrario de sí no es no, es "no faltaba más".

martes, 14 de diciembre de 2010

lo que no puede ser

Hoy va a ser que no, mira por dónde. Hoy no toca. Me niego. Desando lo andado. Me desdigo. Rompo la baraja. No estoy para nadie. Ni me va ni me viene ni quiero querer. Renuncio a escribir nada bueno, ni noble, ni hermoso, ni mucho menos positivo. Ni media sonrisa. Ni un mísero sentimiento de paz, amor y concordia. Hoy no. Un no elevado a la noésima potencia. Una NoNG. Un ni por asomo. Ni por si acaso. Ni por esas. Hoy es no. Nada. Nadie. Niente. Hoy no voy a ninguna parte. No estoy aquí. No soy quien parece que soy. Hoy no hay nada de qué hablar. Ni de coña. ¿Que por qué? Porque no. Porque estoy de no. Y además, lo que no puede ser no puede ser y yo me opongo. Que te den por ahí, puto martes de mierda. O mejor, que ni te den.

lunes, 13 de diciembre de 2010

brindemos por la vida

Es bien sabido desde los tiempos de Oscar Wilde que la naturaleza imita al arte. Pero también es un hecho probado que la vida imita al cine. Y a veces incluso a la ópera. Son esos momentos en que parece como si hubiese un guionista decidiendo qué escena viene ahora y qué diálogo a continuación. ¿Quién no ha visto llover alguna vez en su vida como en la escena en que Audrey Hepburn busca desconsolada a su gatito en Desayuno con diamantes? ¿Quién no ha sentido la presencia de una sombra agigantándose en la noche como las amenazantes sombras de El tercer hombre? ¿Quién no ha percibido, mientras paseaba con ella  por un bulevar en primavera, que su vida entraba de pronto en un musical de Broadway y de un momento a otro iba a sonar Cole Porter? El que esté libre de pecado y fantasía... que se calle. Pero es verdad que hay momentos en que la vida es (o parece que es) como debería ser: una comedia romántica, un musical, un  baile interminable, una fiesta  en la que nadie envejece... O al menos nadie envejece mal. Y esas cosas improbables a veces pasan. De pronto, entras en un bar, en un café de toda la vida, y sucede que... Pincha aquí, sube el sonido en tu ordenador, y verás lo que sucede:
 http://www.youtube.com/watch_popup?v=NLjuGPBusxs&vq=medium
YouTube - Dia Europeo de la Opera en Pamplona. CORO "PREMIER ENSEMBLE" de AGAO. ¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!

viernes, 10 de diciembre de 2010

fantasía de viernes

Te beso por sorpresa y por detrás. En el cuello, en la nuca... Ello provoca en ti un pequeño estremecimiento, una leve sacudida o corrimiento de tierras apenas perceptible. Inicio ahora un camino descendente de besos por tu espalda. Me desvío hacia las dunas a la altura de tu cadera. Me demoro en el trazo ondulado de la curva. Reemprendo el viaje. Me introduzco a ciegas por el túnel que horada la cordillera de los glúteos cruzando el tragaluz. Aparezco del otro lado, emergiendo entre la cara interna de tus muslos... Te recorren ahora mis labios y mi lengua como un tren que hace de tu cuerpo el territorio de sus viajes. Hago un alto en el camino antes de visitar ese oasis fragante, allí donde le esperan al viajero la rica miel y el agua fresca del aljibe. Y allí es donde te contemplo en silencio, mientras permaneces tendida en la jaima, desnuda... con los ojos vendados. Adivina quién soy. ¿Quién crees que puedo ser? Soy el atardecer del viernes. ¿Eres tú, acaso, la madrugada del sábado?

jueves, 9 de diciembre de 2010

leer, soñar, vivir

Esto leí hace ocho años, en octubre de 2002: "...la ficción nos completa, a nosotros, seres mutilados a quienes ha sido impuesta la atroz dicotomía de tener una sola vida y los apetitos y fantasías de desear mil. Ese espacio entre nuestra vida real y los deseos y las fantasías, que le exigen ser más rica y diversa, es el que ocupan las ficciones." Ayer leí esto:  "...en cuyos libros descubrí que, aun en las peores circunstancias, hay esperanzas y que vale la pena vivir, aunque fuera solo porque sin la vida no podríamos leer ni fantasear historias." Y esto otro: "Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que leímos, más conformistas, menos inquietos e insumisos..." "Igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida..." "Inventamos las ficciones para poder vivir de alguna manera las muchas vidas que quisiéramos tener cuando apenas disponemos de una sola." Y tambien esto: "...tenemos que seguir soñando, leyendo y escribiendo, la más eficaz manera (...) de derrotar a la carcoma del tiempo y de convertir en posible lo imposible." El primero de los textos citados pertenece a La verdad de las mentiras, de Mario Vargas Llosa; los demás, a su discurso leído el martes, 7 del 12 de 2010, en la Academia sueca. Un discurso que para algunos ya forma parte de nuestra historia sentimental. Su lectura fue una experiencia sencillamente maraviLlosa.

martes, 7 de diciembre de 2010

tierra de nadie

Martes y llueve. Hoy es un poco de nada entre dos luces, res nullius, un lugar perfecto para solicitar el estatuto de refugiado y acogerse al beneficio de un buen paseo por viejos lugares que nunca fallan. Retomemos pues el viaje donde lo habíamos dejado el viernes. Y puesto que hoy estamos en tierra de nadie, eso nos lleva a coquetear nada menos que con Gilda. Ella se define a sí misma con estas palabras: "si yo fuera un rancho me llamaria Tierra de Nadie." Dejando ahora a un lado los "miénteme, dime que me quieres" y otros clásicos imprescindibles, estaría bien volver a la inolvidable Dos en la carretera; allí aparece una de mis frases favoritas: "como le dije a la duquesa: si  quiere ser duquesa, sea duquesa, pero si quiere amar, quítese el sombrero." Volviendo al blanco y negro, pocas frases tan sugerentes como la que pronuncia Marlene Dietrich en Shanghai Express; a la pregunta "¿Está usted casada?", ella sonríe de aquella manera tan suya y responde: "Han sido necesarios muchos hombres para llegar a ser Lilly Shanghai." Años después, la propia Marlene, ya madura, en un western crepuscular titulado Encubridora, le dice a un joven y enamorado Arthur Kennedy una de las frases más estremecedoras y más poéticas que recuerdo: "¡si pudieras marcharte ahora y volver hace diez años!" Cuántas veces, cuántas tardes de nadie o con alguien hemos sentido el deseo de marcharnos ahora y volver hace... diez, quince, veinte años? Creo que ha dejado de llover.

viernes, 3 de diciembre de 2010

lejos, muy lejos

Viernes y puente. Qué sensación de largo viaje. Aunque sea un viaje de tres días y medio. Pero ese 3 y 1/2 me recuerda hoy el andén 9 y 3/4: lleva no sabemos dónde. Y esto me hace pensar que no sé si lo que tengo es necesidad de huir o de pasear por el parque entre dos luces. Pero yo he descubierto una vocación tardía (son las mejores) de guía turístico. Me apetece ahora llevar a los lectores de este blog (lectoras en su mayoría) a lugares infrecuentes y, acaso, un puntito extravagantes. Tengo unos cuantos destinos. Que cada cual elija o proponga el suyo. Anoche soñé que volvía a un lugar de la memoria, por eso sugiero un viaje a Manderley, antes de que la gran mansión victoriana sea pasto de las llamas. No muy lejos en el tiempo está Brideshead, que siempre merecerá ser revisitado. Narnia no está ni cerca ni lejos, pero qué fantasía una noche en blanco con Lucy, Susan, Peter, Edmond... e tutti quanti. Tierras Calientes, en el ardoroso México, es un destino para perder la cabeza y no volver nunca más a las tierras frías de la realidad. El Sacro Bosco de Bomarzo es perfecto para una lectura y una escapada. Las colinas de Ngong, en África, es un destino más grande que la vida. El condado de Yoknapatawpha, en el profundo santuario del sur, promete pasiones llenas de ruido y furia. Las ciudades invisibles del Gran Kan (Zora, Eufemia, Cloe...) invitan a la arquitectutra y al urbanismo onírico. Gotham City, la ciudad de Mahagonny, la remotísima Pandora en 3D... Y mucho más cerca, Viana del Prior, donde siempre nos esperará una prima ardiente, católica y sentimental. Aunque también podemos refugiarnos bajo la niebla poética en algún lugar donde habite el olvido. Nos vemos el martes, de regreso.

jueves, 2 de diciembre de 2010

cosas que pasan

 ¿Qué pasa cuando no pasa nada?, nada relevante, se entiende, nada digno de ser destacado o que sobresalga por encima de lo demás. Pues cuando "no pasa nada" es cuando mejor se ven las cosas que pasan. Pasa el tiempo, que es donde todo sucede, incluso lo que no sucede; pasa el rojo hacia el verde, con una breve escala en el ámbar; pasa un tipo entre la multitud pensando en hacer algo horrible que nadie sabrá nunca que eso ha pasado por su mente; pasa otro que lleva en la cara (y él lo sabe o lo teme) un delito que no ha cometido... todavía; pasan un par de zapatos rojos de tacón que la policía de asuntos secretos debería seguir sus pasos; pasa una colegiala adolescente con una expresión de pesadumbre abrumadora y entra en una farmacia; pasa un autobús sin viajeros, "fuera de servicio"; pasan olvidos que se están produciendo, que están teniendo lugar aquí y ahora sin que nadie los detecte; pasan llamadas a móviles silenciados, o desconectados, o fuera de cobertura (algunas son urgentes); pasan deseos sexuales; pasan ríos invisibles de ideas descabelladas, de planes muy oscuros que (por suerte) no verán la luz; pasan un millón de cosas por minuto, aquí, en el eje Fuencarral - Gran Vía - Montera; pasa que alguien me ha descubierto y no puedo seguir mirando impunemente por más tiempo. Es una chica rumana que hace esquina.      

miércoles, 1 de diciembre de 2010

por muy poco

Elegir siempre es dramático; no por lo elegido sino por lo descartado. Si nos atenemos al mundo de las palabras, el número de opciones, de combinaciones posibles es casi ilimitado. Pero además es infinitamente más rico, más sugerente, todo aquello que no hicimos, no escribimos, no creamos... aunque estuvimos cerca de ello, muy cerca incluso, como cuando no coincidimos con alguien por una diferencia de apenas unos segundos, o por unos pocos metros de distancia que nos separaron en aquel bar de copas atestado de gente... Y ese alguien, en esa noche en que llovía de un modo tan propicio para compartir paraguas, hubiera sido determinante en nuestra vida, quizá la mujer de nuestros sueños, el hombre que hubiera cambiado nuestro destino. ¡Por qué poco  no suceden las (mejores) cosas! Es lo que decía ayer aquí: un vaso que se rompe y... altera para siempre el curso de los acontecimientos. Y si aplicamos esto al trabajo, cuántas buenas campañas, ideas, acciones, se quedaron a un tris (o a un clic) de surgir, nacer y triunfar. ¡La de leones de Cannes que no hemos ganado! ¡Toda una leonera! En cuanto a los amores... mejor ni hablar. Dice George Steiner: "un libro no escrito es algo más que un vacío. Acompaña a la obra que uno ha hecho como una sombra irónica y triste. Es una de las vidas que podríamos haber vivido, uno de los viajes que nunca emprendimos."

martes, 30 de noviembre de 2010

cuestión de pelotas

Lo explicó muy hábilmente Woody Allen en Match Point: la bola está suspendida una décima de segundo sobre la red; durante un instante todo es posible, ganar y perder, el tormento y el éxtasis, la felicidad y el desconsuelo, el yin y el  yang,  el OK y el KO. Y todo, como quien dice, a cara o cruz.  No debería ser así, pero lo es muchas veces. Demasiadas. ¿Qué hacer cuando la bola está suspendida o "congelada" sobre alguna de las distintas redes que nos pone la vida, el amor, el trabajo...? Sabemos que los dioses se divierten jugando con el destino de los hombres. A ese juego lo llaman azar. No siempre es así, pero a veces la cosa más remota o insignificante (un vaso que se rompe y deja una conversación interrumpida) cambia por completo el curso de los acontecimientos. Y según en qué momento de la conversación se produzca el imprevisto, el vaso que se rompe o el teléfono que suena (acaso por error)... pues así será que los dioses nos sean generosos o mezquinos. Aunque sabemos que suelen ser caprichosos, arbitrarios y a menudo crueles. Pero no queda más remedio que jugar cada partida. Y además, los dioses con frecuencia están muy borrachos y no se enteran de la que tenemos aquí montada. ¡Suerte a los que vayan a saltar ahora a la pista para lanzar la primera bola... más allá de la red!   

  
 

lunes, 29 de noviembre de 2010

mira por dónde

No hace ni media hora estaba de tan mal humor que había decidido darle el día libre a este diario "por motivos personales", o "por asuntos propios" o cualquier fórmula al uso (claro que ninguna tan definitiva como la de aquella funeraria madrileña que, tal como recogió la foto de un periódico de la capital, amaneció con el rótulo inapelable de "Cerrado por defunción"). Pero, mira por dónde, casi sin darme cuenta se me ha ido la mirada por la ventana y se ha quedado como suspendida, desenfocada, no sé si flotando o fluctuando entre los copos de nieve que caen despacio, del otro lado del cristal. Dicho de otro modo, me he quedado literalmente en blanco. En ninguna parte. Ajeno a todo. Desaparecido de mí mismo. Como bajo el efecto de una anestesia indolora, inodora e insípida. ¿Cuánto tiempo he permanecido así, fuera del tiempo? ¿Un minuto, tres, cinco... quince segundos? Quién sabe. Lo cierto es que que cuando la mirada ha regresado, y yo he vuelto en mí, el mal humor había sido... no diré que sepultado como un alpinista bajo la nieve, pero sí muy erosionado en sus aristas, desdibujado, desmalhumorado en gran medida, sin fuerzas para seguir adelante y joderme la tarde. Debería nevar más a menudo en Madrid.

viernes, 26 de noviembre de 2010

el divino laberinto

Hay una campaña en algunas marquesinas de Madrid -firmada por MUSA, Muestra de Arte y Publicidad- en la que aparecen cuatro frases consecutivas: 1) "inspiré a un poeta 2) que inspiró a un músico 3) que inspiró a un videoartista 4) que inspiró a un publicitario."  Esas supuestas "inspiraciones" con efecto dominó me llevan una vez más al "divino Laberinto de los efectos y de las causas" al que Borges daba las gracias en aquel poema. Y ese dar las gracias me ha recordado que ayer, jueves, fue el célebre  Día de Acción de Gracias en USA. Y esto a su vez me ha llevado a preguntarme por las cosas por las que merecería dar las gracias al divino Laberinto. Yo podría darlas por..., sí, cómo no, por aquel gol de Zidane en la final de Glasgow, por las risas tan hermosas que conservo en la memoria, por ciertos ojos verdes,  por la casa grande de mi niñez y adolescencia, por la escena en que Woody Allen enumera algunos motivos por los que merece la pena vivir, por la cena de los viernes, por algunas tardes de lluvia, por la belleza que invade los bosques en otoño, por el placer de mirar, por este Kind of Blue de Miles Davis que está sonando ahora... En fin, daría las gracias por todo lo bailado... y por lo que nos queda por bailar. Amen.

jueves, 25 de noviembre de 2010

el mar de las palabras

Hablaba ayer aquí del silencio y el estruendo, y de las palabras que no quieren decir nada. Vivimos sumergidos en un mar de palabras. Palabras tras las que a veces nos ocultamos, nos protegemos, nos atrincheramos. Y es tanto el ruido que podemos llegar a hacen con ellas que a menudo, en lugar de comunicar y esclarecer, oscurecen, confunden, aíslan. Llegados a este punto, ¿qué tal si jugamos al juego de las prendas... desprendidas, de las frases retiradas, y nos vamos desvistiendo? Sólo es un juego inocente en el que el silencio va ganándole terreno al mar de las palabras gastadas. Cuando hemos retirado todas las prendas, todos los obstáculos, entonces, en ese silencio limpio y transitable aparece  la belleza del desnudo. Y ese espacio habitado -silencio, belleza, desnudez- es el territorio natural de las miradas. Las miradas nos cubren como olas, se apoderan de nosotros, nos llevan lejos, nos muestran los tesoros que hay en ellas, las joyas robadas, los misterios sin descubrir, los secretos que solo es posible imaginar. Más allá de las palabras (que se las lleva el viento) hay otro mundo más intenso, más libre: el mundo de la mirada. De las miradas.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

un buen lorem ipsum

En este diario, como en la vida misma, hay días volcán y días ceniza, días de mucho y vísperas de nada. Frente al desbordamiento verbal del "me anuncio por palabras" de ayer, hoy es uno de esos días con tenendencia al lorem ipsum. Se valora en estos casos la música más que la letra, y siguiendo por ahí descubrimos ese maravilloso refugio que es la poética del silencio. El silencio es un jardín japonés, es lo que queda después de habernos despojado de toda la hojarasca, lo superfluo, lo accesorio: la pura desnudez. Pero es cierto que puede resultar tan estruendoso que necesitamos maquillarlo con un oportuno lorem ipsum que no diga nada, pero que que lo diga muy bien, o al menos que haga bulto para que el blanco de escritura no resulte deslumbrante, ensordecedor. Es hablar por no callar, tararear una musiquilla para romper el hielo de ese  (a veces) insoportable viaje al interior de algo que no sabemos bien qué es. De todos modos, una cosa es cierta: hay momentos en que un buen lorem ipsum vale más más que mil palabras. Y ahora, sí, me sumerjo en mi silencio y doy la callada por respuesta. 

martes, 23 de noviembre de 2010

me anuncio por palabras

C. V.

Hay un orden secreto en las palabras que obra el milagro
 de despertar la curiosidad o levantar pasiones.
Verás. Quien esto escribe es el responsable anónimo
de los anuncios más visitados y rentables del periódico:
los que más hacen soñar. Y todo con solo unas pocas palabras 
que llevan al paraíso (o que llevan dentro el paraíso.)
Tengo en mi poder los planos y sé cómo entrar en él.
En mi Currículum aparecen páginas y más páginas de Relax.
Para más señas, te diré que soy Tamara, la dulce amiga
de Pandora; y la sublime Anaïs, la del masaje tántrico;
soy El Ángel Azul, y Arturo, el rey del mambo,
y Coral 22, y Makelele XXL, y Lady Látigo, y el ático
en La Castellana, donde tienen lugar fantasías de látex.
Me ofrezco como compositor de palabras que prometen
momentos estelares y experiencias memorables.
El número de teléfono y el precio los pones tú;
yo me limito a hablar de interminables piernas que suben
al séptimo cielo, y de chalecitos discretos
con piscina climatizada y aparcamiento propio.
Me basta un anuncio clasificado, un pequeño módulo,
para generar tráfico en el punto de venta, traer contactos
y clientes, business, personas interesadas en visitar
ese coqueto apartamento con jacuzzi y acceso directo 
desde el parking.
  
¿Quieres saber más? ¿Qué presupuesto tienes? 
Dime tus medidas y te diré quién eres. 
Pero recuerda que unas palabras mías bastarán
para que vendas lo que quieras -joyas,
viajes, sueños, alquileres...- si tú quieres.




lunes, 22 de noviembre de 2010

el botón del pánico

¿Hay vida más allá (o más acá) de Facebook? ¿Quiénes son los últimos de no-Facebook? ¿Habrá quien no se haya enterado aún que fuera de la red social no hay salvación posible, de igual modo que aquellos combatientes japoneses seguían atrincherados en algunas selvas de las islas del Índico, muchos meses después de acabada la II Guerra Mundial? Primero fue aquello tan célebre de "lo que no aparece en el Times, no existe". Luego hemos podido comprobar que nada existe que no aparezca en Google (¿O aún queda algún tesoro oculto?) Ahora, salvo algunos focos de insurgentes recalcitrantes, nadie existe extramuros de Facebook. Claro que, ante tanta y tan rápida unanimidad, no es de extrañar que haya gente incrédula y desconfiada por principio que (más allá de la protección de menores, tan acosados últimamente) esté pidiendo a Facebook el denominado botón del pánico. A propósito, decía Borges que "la luz es la sombra de Dios". La pregunta sería: los que se queden fuera y rechacen dejarse alumbrar por esa divina luz (snobs, elitistas, epatantes), ¿se estarán poniendo a la sombra del Diablo, Príncipe de las Tinieblas?

viernes, 19 de noviembre de 2010

el arte en persona

Es un personaje de otra época, de un mundo que ha desaparecido, o que se ha transformado en otra cosa. Por aquellos primeros años 70, regentaba una barra americana de medio pelo y era toda una leyenda como juerguista y como novillero con duende en los ambientes taurinos de Valladolid. Pero estaba tan ocupado con la mala vida que apenas toreaba de cuando en cuando en alguna plaza de pueblo. Eso sí, como tuviera una buena tarde de inspiración -cuentan- acababa con el cuadro. Un Rafael de Paula castellano. Sin embargo, los años pasaban y él seguía de eterno novillero intermitente. Los aficionados y amigos le apremiaban: "¡Pero cuándo vas a tomar la alternativa, Manolo!" Y tanto insistieron que se hizo una foto "artística" para un cartel promocional en el que puso, junto a su nombre, la legendaria frase: El arte no admite prisas. Pasaron los años y un buen día, cuando ya nadie lo esperaba, corrió la noticia de barra en barra de que Manolo Sánchez se iba a vestir de luces en la Plaza de Toros de Valladolid. Esta vez el maestro se anunció con un cartel que decía: Al arte le llegó su hora. En el mundo de la comunicación publicitaria no se ha conocido nada semejante. Y tardará mucho en nacer, si es que nace, alguien capaz de decir las cosas con tal soberanía y laconismo. A San Juan de la Cruz le bastaron unos pocos poemas para alcanzar las más altas cumbres. Con solo esas dos frases, Manolo Sánchez alcanzó la gloria. Y punto.

jueves, 18 de noviembre de 2010

¡qué arte tienen!

Hoy va la cosa de homenajes y quizá un poco de demagogia. Digo que los mejores copies del mundo no están en las agencias ni en los departamentos de marketing o comunicación. Al contrario, son tipos anónimos que nada tienen que ver con la profesión publicitaria. De pronto llega un tendero, que tiene una nave llena de sofás en un polígono cercano a Arganda del Rey, y escribe con un rotulador: "¡No nos cansamos de vender barato!"  Bueno, y qué decir del legendario aviso por megafonía: "Estación en curva; tengan cuidado para no introducir el pie entre coche y andén." ¿Cuántas veces habrá sonado esta frase en los vagones del Metro de Madrid? ¿Cuantos viajeros la habrán escuchado? ¿Cuántos pies se habrán librado gracias a ella de introducirse entre coche y andén? ¿Cuánto dinero se ha ahorrado el Estado en hospitales, traumatólogos y fisioterapeutas? La rentabilidad de esas palabras es incalculable. Si hubiera justicia en el mundo y derechos de copy, su anónimo autor debería haber ganado una fortuna fabulosa. Claro que, cuánto valen las cuatro palabras escritas en una pancarta, al paso de los Campeones del Mundo por la Gran Vía: "Iker: Sara somos todas". Mañana contaré aquí las que para mí son las joyas más preciadas de la corona. Su autor: un artista agitanado, flamenco, torero, jugador, mujeriego y... de Valladolid.  

miércoles, 17 de noviembre de 2010

en construcción

Así es como se siente el copy en crisis: en obras. No diré aquello de "cerrado por derribo", ni tampoco "por liquidación", ni siquiera proclamaré eso tan vendedor de hallarme "en oferta hasta agotar existencias." No. Esto es otra cosa. Mi web interior se encuentra en (fase de) construcción. Para ello, previamente hay que deconstruir la "instalación" anterior; o sea, desmontarla (no destruirla) para volverla a montar, pero ahora con una nueva configuración más sostenible, reutilizando piezas no gastadas, remasterizando la BSO, incorporando elementos de eficiencia y funcionalidad..., sin olvidarnos del capítulo I+D+i. Aunque bien mirado, en construcción se puede y se debe estar siempre. ¿Cómo era aquel principio de Física? "La materia no se crea ni se destruye, solo se transforma." Transformémonos, mis queridos copies en crisis; seamos pues... transformistas. ¿Seremos capaces de algo así? ¡Qué desafío tan excitante!

martes, 16 de noviembre de 2010

improbable, no imposible

¿Y si por uno de esos azares que cortan la respiración, Lionella se encontrara a día de hoy en Singapur? Eso quizá explicaría algunas cosas. O no. Las terminaría de enredar sin remedio. Pero hay algo que resulta innegable: el azar es un guionista endiablado capaz de urdir las tramas y conspiraciones más inverosímiles, extravagantes, locas. Aunque improbable, no es del todo imposible que esa voz de ángel que hace apenas un mes y medio se movía por la línea 5 del metro de Madrid, ahora esté cantando cada noche, allá, al otro extremo del mundo, en un club semi clandestino para corazones solitarios, frecuentado por extranjeros de dudosa procedencia, traficantes malayos, falsificadores de arte, croupiers engominados, chicas como boas, chatarreros con medallones, jugadores de póquer, creativos de publicidad (no necesariamente en crisis) y demás hermanos mártires. Cuídate, Lionella, dondequiera que estés. En cualquier momento puede  surgir entre las sombras un tipo extraño que te invita a un dry Martini... y, al menor descuido, te hace un body copy que te deja muerta. ¿Alguien conoce la Balada de Dragon Lady? Podría ser un bonito final para este post de hoy: "En las noches de póquer y ruletas / ella indolente caminaba / entre toda la canalla de zapatos finos."

lunes, 15 de noviembre de 2010

un conejo en la chistera

Antes o después, tenía que llegar un día como hoy; y siendo lunes parece como que pega más. Me refiero al vértigo del blog en blanco, al miedo al vacio (en latín queda mejor: horror vacui), a esta especie de agorafobia en plena estepa nevada sin un jodido árbol al que subirse uno y ponerse a salvo. Y esto tiene mucho que ver (todo que ver) con la crisis del copy a que alude el título de este blog. Pero no hay peor miedo que el miedo al miedo. Es doblemente paralizante. Lo mejor en estos casos, quizá lo único, es ahuyentar el propio miedo a grito pelado: ¡¡¡aaaaaaaaaaaah!!!  El grito no dice nada, no argumenta, no genera debate, pero es un arpón que resquebraja el hielo. Quizá por ahí, por esa grieta abierta en el blanco polar, podamos introducirnos como pequeños conejos y huir así del lobo estepario que venía siguiéndonos los pasos, olisqueando el rastro que deja el miedo. Moraleja: en días de frío como este hay que saber lanzar el grito y convertirse en conejo blanco. Cambiando de registro. Siempre recuerdo a la dueña del burdel en aquella película de Louis Malle. Era un día de lluvia y tedio en el que no había clientela y las chicas se aburrían con desgana. Fue entonces cuando dijo la madam: "en tardes así, solo se puede hacer dos cosas; y yo detesto jugar a las cartas."

viernes, 12 de noviembre de 2010

malditos poetas

Ante el interés o la curiosidad que han mostrado numerosos seguidores de este blog, me veo obligado a salir al paso de especulaciones e informar de que, por el momento, Singapur no se ha manifestado. Aunque, dada la diferencia horaria con el Sudeste Asiático, tampoco es de extrañar que aún no se hayan producido las primeras reacciones a  mi post de ayer tarde. Y más aún si tenemos en cuenta valores tales como la paciencia oriental, el quietismo de la meditación budista, el tiempo que lleva conciliar la ladera luminosa y la sombría (Yang y Yin) en la tradición del Tao... Está claro: a Singupur no le ha dado tiempo ni para respirar. Pero hoy es viernes y yo no quiero hablar aquí de cuestiones tan teatrales como la traición o la deslealtad. (Callar algo, no decirlo todo ¿es traición? Omitir un pensamiento, mantener cierta reserva mental ¿es deslealtad?) No podemos negar, mis queridos creativos, que existe un territorio ambiguo y variable en el que conviven la risa y el miedo, el fuego y la noche, el azabache y el jaguar, la furia y el encanto, el mar y las campanas... Qué queréis, ¡es viernes! Y los viernes, desde siempre, al atardecer, tienen barra libre los malditos poetas y los más bellos ángeles... del infierno.    

jueves, 11 de noviembre de 2010

un misterio llamado Singapur

Hay misterios en la vida. Mientras a mí me pasan o me dejan de pasar cosas en el día a día, este blog tiene su propio discurrir, lejos, muy lejos de mi voluntad, y tan ingobernable como el reino de los sueños. Lo que está sucediendo es algo que me inquieta y que no puedo seguir ocultando por más tiempo: este blog está siendo objeto de un seguimiento insospechadadamente alto desde... Singapur. Nada menos. Ni que decir tiene que no conozco a nadie en aquella isla-ciudad, ni en toda la zona del Sudeste Asiático. Nunca he viajado allí, ni he solicitado información, ni nada de nada. ¿Entonces? ¿Acaso alguna agencia de publicidad, radicada en Singapur, está buscando un copy europeo, a ser posible español (y vagamente en crisis), para hacerle una oferta que no podrá rechazar? Pues bien, de ser así, desde aquí les digo que mis conocimientos del idioma malayo, del tamil o del chino (ya sea este mandarín o cantonés) es más bien escaso, por así decirlo. Difícilmente nos íbamos a entender. De todos modos, quiero hacerles saber a mis seguidores en Extremo Oriente que agradezco su interés (sea cual sea el motivo), y que siempre he sido partidario de dejar una ventana abierta a los vientos más remotos, a los puertos más lejanos, a los misterios más insondables.   

miércoles, 10 de noviembre de 2010

solamente una vez

Hoy ha sido como la rentrée después de unas pequeñas vacaciones. Una semi semana santa en pleno otoño. Es curioso, basta añadirle dos días al fin de semana y ya tienes montada la sensación vacacional. Y la post vacacional, claro. De vuelta a casa me he acordado de Lionella, la dulce rumana que me hizo pasar de un vagón a otro del metro para seguir oyéndola cantar... como los ángeles. Ya conté aquí que le di mi tarjeta: "escríbeme a este mail. Nunca se sabe, pero me encantaría..." Ha transcurrido un mes desde aquella tarde -7 de octubre-, pero Lionella no ha dado señales de nada, y eso ya es en sí mismo toda una señal. Aunque dice un personaje de Martín Garzo que "hay que creer en los milagros. ¿Cómo podríamos vivir si no?" Y es verdad. Quizá, en mi impaciecia casi juvenil, ay, me esté precipitando al darla por perdida. Qué menos que concederle a ese ángel rubio de mirada celeste los 100 días de gracia que se concede (o eso dicen) a todo nuevo gobierno. Lionella querida: donde estés, y en la línea de metro que estés, acuérdate de mí, y dime cuándo, cómo y dónde puedo volver a escuchar tu voz, aunque sea... solamente una vez. En fin, es mi sino con las mujeres: o me matan de amor... o me matan de olvido.

viernes, 5 de noviembre de 2010

¿alguien da más?

Bueno, vale ya de tormentas y de tensiones y de tremendas cosas: hoy es viernes todo el día, hace una tarde espléndida, algunos tenemos puente, Renoir está en el Prado, Rothko en la Mapfre, Juliette Binoche se pasea  por La Toscana  (ver cartelera) en Copia certificada. ¿Qué más se puede pedir? Pues sí, hay más. Un vino excelente que me espera hoy a la caída de la tarde; una cena de viernes con velas, sin tele, con calma; quizá un paseo de sábado a media mañana por el otoño de El Retiro. Y a ello hay que añadir un libro nuevo de Gustavo Martín Garzo; un Madrid-Atleti para la tarde-noche del domingo; un sms con beso de viernes que voy a escribir (y recibir, espero) dentro de un rato. Por si algo faltara, tengo aquí, en lista de espera, a Billie Holiday (qué raro), Sarah Vaughan, Dinah Washington, John Coltrane, Miles Davis, Dexter Gordon y, si fuera necesario, un doble cedé del Rat Pack en directo; o sea, genialidad y optimismo gamberro en estado puro. Y ahora sí: ¿alguien da más? ¡Envidia cochina!
 

jueves, 4 de noviembre de 2010

distinto y junto

Ayer, muchas palabras; hoy, mucho silencio. Ayer, emociones fuertes; hoy, sensaciones leves. Ayer, tormenta en el interior; hoy... me he declarado la paz.  Pero también he de admitir que ayer, en este diario, me salió un (al parecer) conseguido collage en el que fui mezclando imágenes, pensamientos y colores de distinta procedencia: un poema a la pintura, releído después de tantos años; una idea surgida en una fértil y esclarerecedora conversación de sobremesa; una buena dosis de gratitud emocionada  hacia la chica de los ojos verdes con la que la vida es bella. Y todo ello, distinto y junto, sobrevolando como pájaros en la tormenta entre el atardecer y la anochecida de este otoño hermoso y difícil. En fin, hoy es un día en blanco, en limpio, en silencio. Ese silencio que irrumpe... después de una detonación.   

miércoles, 3 de noviembre de 2010

me enveneno de azules tintoretto

De todo menos aburrirse. Así es la vida en este trabajo en el que (unos más que otros) vamos de sorpresa en sobresalto, de inquietud en susceptibilitud, de malentendido en malempeor. Pero también a veces llega la palabra precisa, y la comunicación se abre paso más allá del ruido de fondo que nos rodea. Siempre lo digo: hay gente hermosa en la vida; tan hermosa como una mañana de otoño entre la niebla, al borde del Canal de Castilla, o como unos bellísimos ojos doloridos que tratan de desvelarte quién sabe qué misterio no resuelto. La belleza, según vamos sabiendo, nos sirve de consuelo. Una pregunta ingénua, amigos míos: ¿qué diferencia hay entre desamparo y desconsuelo? ¿Alguna vez seremos lo suficientemente lúcidos para entender que, en efecto, "la sombra es más azul cuando ya el cuerpo que la proyecta se ha desvanecido"? Besos.

martes, 2 de noviembre de 2010

¿hay alguien ahí?

Pues sí, hoy martes ha sido y es ese "otro día" que pronostiqué aquí el pasado viernes. Y como puede comprobarse, ni se ha acabado el mundo ni nos hemos quedado a vivir para siempre en el Día de Difuntos. Aunque dan qué pensar las palabras de El Roto en su viñeta de ayer: "¡Pues claro que hay vida después de la muerte! ¿Qué creéis si no que es el mundo?" Y a tenor de la jornada laboral de hoy, tan propicia a la reflexión, me pregunto si no estaré ya en el Hades sin saberlo. De ser así, puedo asegurar que el inframundo se parece tanto al mundo de los vivos que resultan prácticamente indistintos. ¿Estaré o no estaré? Compruebo que debajo de mi lengua no hay ninguna moneda. Miro a mi alrededor y no veo a ningún barquero. Busco a Perséfone... y tampoco. ¿Quiere ello decir que no he cruzado aún la laguna? ¿Entonces? Si no me hallo en el mundo superior ni en el inframundo, ¿dónde estoy? ¿Acaso todavía en ayer, en el Día de Todos los Santos, en la viñeta de El Roto? ¿O es que sigo aún sin encontrar la salida del paraíso recuperado el pasado jueves?


viernes, 29 de octubre de 2010

buona sera, ci vediamo

La sesión de masaje de ayer fue como una visita al paraíso. Primero, la luz apaciguada y la temperatura amable para la desnudez en la camilla de piedras removibles de jade caliente; a continuación, las manos de ámbar de la  masajista extendiendo el bálsamo aromático por todo el territorio (bueno, por casi todo) y convirtiendo el cuerpo en un templo -griego, por supuesto- consagrado al culto del dios placer y de la diosa voluptuosidad. Y todo ello mientras el aire se empapaba de fragancias frutales, y una música tántrica, atmosférica, combinaba el oleaje de la mar con la armonía de las esferas... Ay de mí. Como hubiera dicho Vinicius de Moraes en el Café de la Fusa: "creo que sentí toda la Tierra rodar." Una hora después, comulgábamos con el sintoísmo nipón del silencio limpio y los pescados crudos. A la salida, la Gran Vía en todo su esplendor seguía allí. Sin embargo, hoy es viernes... y no lo parece. O no me lo parece. Ciao, caro diario. Il martedí sarà un'altro giorno.

jueves, 28 de octubre de 2010

en cuerpo y alma

Al igual que en la mesa, en el trabajo hay días salados y días dulces, picantes, aromáticos, agrios, especiados. Hay días de banquete y días de ayuno, de cómida rápida y de digestión pesada, de comida basura y de delicatessen. Hoy ha sido (para mí) un día... soso, así como de dieta blanda. En fin, un día que ni fu ni fa, ni carne ni pescado. Confío en que lo que resta del día me compense de algún modo. La teoría de los vasos comunicantes tiene que funcionar: el vacío que deja una cosa debe ser llenado por otra. Cuestión de equilibrios. Y de equilibristas. Pero dejemos la cuerda floja y su campo semántico.  Hoy tengo sesión de masaje (una hora) en un ático con vistas, y a continuación cena en un restaurante japonés. Los multimillonarios vivimos así. Del caño al corro y del corro al caño. Son dos culturas: por un lado el culto al cuerpo de los hedonistas griegos (no sé cómo me las arreglo pero siempre acabo en Grecia); por otro, el misterio de Oriente, los jardines ascéticos, el taoismo llevado a la mesa... En fin. Veremos.

miércoles, 27 de octubre de 2010

justicia poética

"A pesar del otoño, creceremos", decía una canción del cubano Amaury Pérez. Por cierto, ¿qué habrá sido de él? Compuso no menos de media docena de canciones bellísimas que yo a veces tarareo en el coche, o volviendo a casa por la vereda, tras unos vinos de jueves: "Aurora y Magdalena se querían / como quiere a las lágrimas la pena, / oh, benditos, los bardos que pedían / auroras para cada magdalena." Sí, quiero creer que, a pesar de todos los pesares, el otoño (este otoño de asombrosas matinadas y atardeceres dignos del Museo del Prado) se va a poner de nuestra parte y conseguir, por una vez, eso que llaman "justicia poética". Vale, lo admito, hoy estoy deliberadamente platónico; quiero decir: me la juego y apuesto 50 de los grandes a favor del  jogo bonito brasilero, de las bellas artes plásticas, de Zidanne frente a Materazzi, de las cosas... como deberían ser. ¡Qué demonios, ya puestos a apostar, apostemos por las causas alegres y hermosas de este mundo! ¿Y si vienen mal dadas? Entonces, más que nunca: elegancia, dignidad, estilo... y un puntito (sólo uno) de arrogancia y desdén frente a la vulgaridad.  En otras palabras: la cosa está jodida, pero, o levantamos la cabeza y plantamos cara al bicho... o viajamos a Shangai 1930 y nos metemos / tumbamos en un fumadero de opio. Y la verdad es que introducirse en Shangai, cerrar los ojos y aspirar las fumarolas del ensueño... apetece, a qué negarlo. Pero la otra opción, jugar bonito y ganar contra pronóstico... es demasiado excitante.

martes, 26 de octubre de 2010

casa de citas

Hoy me encantaría ser uno de esos tipos que salen a escena y, a falta de mejor cosa, empiezan a tirar de repertorio. "¿Saben aquel que diu...?" Dos horas después, el público está que se deshace de risa, ha consumido media docena de whiskys y ha visitado otras tantas veces al cuarto de baño. En mi agencia hay gente muy ingeniosa, eso no hay quien lo niegue; tanto es así que hace años empecé a tomar nota de ello en un bloc al que di el nombre, no demasiado original, de Casa de Citas. En él aparecen cosas divertidas. Por ejemplo, nuestra querida Zor tenía aquella mañana 24 años. Y ni uno más. Tras una reflexión de mucha madurez, sentenció: "Yo estoy vieja para mi edad." Otro día, mientras subíamos en ascensor, NP rompió el silencio: "Fran, qué alto eres; ¿cuánto pesas?" Recuerdo cuando un compañero del departamento creativo le espetó a otro: "¿Tú eres gilipollas... o es que te has tragao un payaso?" El mismo de la anterior pregunta se despachó con un adejtivo que hasta entonces no habíamos oído (ni hemos vuelto a oír): dolcegabanero. En una tarde de verano, creo que la terraza del Círculo de Bellas Artes, llegamos a la conclusión de que, en efecto, en esta vida era importante tener "un sexo sentido." En otra sentada alguno de nosotros creó una nueva acepción para el término guirigay: "maricón extranjero." En fin, hay páginas y páginas en nuestra Casa de Citas a las que poder recurrir en momentos (como el de ahora mismo) en los que este copy en crisis ni siquiera se acuerde de "aquel que diu..."

lunes, 25 de octubre de 2010

donde esté un buen lunes...

Después de todo este tiempo escribiendo el diario en la intimidad, me resulta raro hacerlo directamente en el blog, sobre todo por lo que ello tiene de pasen y vean, de jornada de puertas abiertas en este, digamos, concesionario de mis interioridades. Y dicho esto, hoy no ha estado nada mal mi media jornada de lunes. Al entrar en Fuencarral a las 8.30, he visto el cielo de Madrid como un sutil fondo de cuadro, muy pictórico, sí, en tonos grises, nácares, celestes, sonrosados... Qué lujo de otoño estamos teniendo. He llegado a la agencia pronto y con buen ánimo. Lástima de un buen café-café. Empiezo a acariciar una idea (hay ideas que se dejan acariciar), a saber: el lunes no tiene por qué ser un mal día. Argumentación: si el fin de semana nos depara vino y rosas, alegría, siestas, placeres, caminatas, amigos, lecturas luminosas, goles que son amores, un verso que arrebata, unos ojos verdes, alguna fantasía... ¿Entonces?, con ese cargamento, ¿cómo no llegar de buen ánimo, mirar el correo, sonreírle a Zor cuando aparece... (hay un bellísimo poema de Alberti dedicado a María Teresa León: cuando tú apareciste) Concluyo: llevo camino de que me gusten los lunes. Qué peligro.

sábado, 23 de octubre de 2010

la función va a comenzar

Hasta ayer, viernes 22, este era un diario íntimo, reservado; ahora ya es un diario abierto, público. Aún no sé en qué medida va a incidir esto en él, en mi disposición. Así pues, he pasado de tender mis prendas en la cuerda de un patio luminoso, pero privado, a exponerlas delante de todo el que quiera verlas, enjuiciarlas, criticarlas. Hay por tanto en ello un punto de exhibicionismo que acaso desnaturalice un poco lo que venía siendo hasta ahora este ejercico diario. En otras palabras, ya no hablo ante el espejo: salgo a escena. Es curioso, yo, que en tiempos soñé con ser actor de teatro, ahora, por arte de blog, me veo saliendo al escenario cada tarde/noche a interpretar un monólogo (quién sabe si diálogo) en el que confío no impostar la voz en exceso, ni sobreactuar más de la cuenta. Aunque no ignoro que todo actor tiene multitud de voces, de caras, de maneras de andar, reír, llorar, decir, callar... Entonces, al hilo de esto, ¿habrá días que quien hable aquí sea un copy de sainete, de teatro del absurdo, de opereta, de comedia romántica, de juerga flamenca, de drama...? Todo está por ver.

jueves, 21 de octubre de 2010

más química, por favor

Como buen ateo frío, soy un ardiente defensor de los laboratorios suizos; también americanos, alemanes, catalanes... Para mí, la Santísima Trinidad Laica (la Trini, vamos)la constituyen Pfizer, Bayer y Novartis. Por ello (continuando con el tema de ayer) me sorprende y hasta me escandaliza un poco que no estén resueltos aún los dolores del alma. ¿Cómo es posible que el dolor físico (esa maldición bíblica) esté neutralizado desde hace tiempo y no suceda lo mismo con la amargura, la pura pena, el desconsuelo? ¿Qué os pasa, científicos, investigadores, ejecutivos de la Gran Farmacia? Si habéis sido capaces de crear Viagra, Levitra, Cialis y otros prodigios, ¿por qué mi tristeza sin remedio cuando no encuentro lo que busco, cuando no me salen las cosas? Mal, muy mal, chicos.      



miércoles, 20 de octubre de 2010

bendita química

Hay días (bueno, más que días... semestres enteros, legislaturas completas) en que de buena mañana un ángel silencioso debería  espolvorear en el aire de las agencias o en las cafeteras de primera hora una dosis conveniente de Prozac o algo semejante. ¡Estamos a menudo tan necesitados de ello! Campañas que no salen, ideas que no nos salen*, concursos que... tampoco. ¿Quién está a salvo en este oficio nuestro de melancolías, brumas del alma y cosas aún peores? Los de RR.HH. (o, en su defecto, los de administración) deberían tener esto en cuenta y suministrarnos generosamente algo (llámese Prozac, serotonina en vena, fluoxetina, yo qué sé, alguna viagra para el alma) que levante nuestro ardor e ilumine nuestro espíritu, tan ensombrecido en días como hoy, en semanas como ésta.  Que así sea. Y que una legión de arcángeles benéficos acuda alguna vez en nuestra ayuda.

(*) léase “me”

lunes, 18 de octubre de 2010

un griego

Un ludópata, un cleptómano, un sexoadicto, etc, deben tener presente en todo momento cuáles son sus inclinaciones y sus debilidades. Un copy en crisis, también.  
A éste, la dificultad le invita a la inhibición, y a ser posible a la invisibilidad. A día de hoy, este ejemplar constituye una rara avis, y se discute si debe ser declarado especie protegida o preferiblemente en extinción. El copy en crisis tiene (o  desarrolla) un punto de sibaritismo que le hace elevar a categoría la expresión “a la carta”: esto sí, esto no; esto me va, esto no me viene; con esto puedo, esto me puede. Aunque me resulta una figura... familiar (o precisamente por ello) no niego que me encantaría ser césar en el coliseo; ése que con un gesto de su mano decide si condena o perdona. La posición de mi pulgar es clara: perdonar es de cristianos; y yo nací y viví en Grecia, en el siglo V antes de Cristo. 

viernes, 15 de octubre de 2010

bonsoir, tristesse

Hoy sí. Hoy el enunciado de este diario está plenamente justificado. Se veía venir. La veía venir. Estaba en ella a sabiendas de que ella (la crisis, sus efectos) se había instalado en ese trabajo concreto y yo no era capaz de desmontarla. No lo he sido.  Pero lo voy a ser. Mañana por la tarde. El precio es la tardanza, las horas de más que me roba, el poso de amargor que deja. De momento, me ha robado el buen humor, la alegría del viernes. Hoy el título de la novela aquella sería Bonsoir tristesse. Estoy haciendo literatura, qué remedio. Es el viejo truco: “Cantando la pena, la pena se olvida.” Luego irán llegando las cosas favorables: los sms de los viernes (ya casi imprescindibles), el buen vino a la caída de la tarde (también casi imprescindible), la música bien escogida, los preparativos rituales de la cena, la luz, el ambiente, el amor que le tenemos a esta casa... No tengo derecho a quejarme. Además, quejarse no sólo es inútil: es de un pésimo estilo.                



jueves, 14 de octubre de 2010

¿qué crisis?


¿A qué crisis alude el enunciado de este diario? Crisis es mutación (en ambas direcciones: para mal o para bien); es encrucijada; es tránsito. Hacer crisis para los médicos es lo que entendemos por punto de inflexión: o mejoras del todo o empeoras definitivamente. Pero éste no es el diario de una crisis, sino el de alguien que está en crisis, que habita un estado que llamamos crisis: casi que su nacionalidad y su pasaporte están marcados por esa palabra (no lo he mirado en el Etimológico, pero me apuesto doble contra sencillo a que crisis es de origen griego, como todo lo bello, lo inteligente y lo terrible de este mundo). De modo que si estoy en crisis, si he adquirido esa provisional ciudadanía, quiere ello decir que regreso al futuro, que vuelvo a aquello a lo que siempre aspiré: ser un sofista pre-socrático, un epicúreo que alcanza la ataraxia a través del conocimiento, los placeres, las ideas, los amores, las palabras... 

miércoles, 13 de octubre de 2010

¿escribir para qué?




Miércoles 13 de octubre



Este diario ya casi se escribe solo. A eso de la media tarde empieza a pedirme paso, como alguien que levanta la mano para tomar la palabra. El tema, el asunto, el día, son lo de menos. Lo de más es el hecho de escribir en sí. Y escribirlo aquí. Casi que el diario me escribe. Así las cosas, yo soy el formato, el soporte..., y el diario vierte sobre mí todo cuanto le sale al paso o le provoca “mi tema”, “mi yo”. ¿Llegará a detestarme este diario? ¿Llegará a aceptarme, a comprenderme, a perdonarme? De todos modos, hoy ha sido un precioso día de octubre: desde el primer café austrohúngaro en el Palacio Topkapi... hasta el sms recibido hace algo más de un rato. Hay personas bellísimas, bellísimas..., y a veces ni siquiera ellas lo saben. Pero, volvamos al principio. ¿Por qué y para qué escribir? Escribimos para saber qué escribiríamos si escribiéramos. Marguerite Duras.     

lunes, 11 de octubre de 2010

escrito a deshora

Hay una especie de contradicción en ser lunes y víspera de fiesta. Hoy, casi jornada de reflexión en la agencia. La bella Zor y yo (podría ser mi hija; quizá por eso soy, a mi manera, cariñoso con ella) bajamos a tomar un café-café. Está bien esa tranquilidad que nos permite contestar mails eligiendo cada palabra, saboreando incluso el ritmo de la frase. Pero resulta difícil sustraerse a la sensación de que en días así nos sobra espacio, luces encendidas, ventanas a la calle... Deberíamos tener en cuenta estos momentos cuando maldecimos (con toda razón) prisas, excesos, aglomeraciones de trabajo, horas de más... ¡Ufff, qué peligro! ¿Me estaré volviendo de derechas? Por cierto, hace tiempo que me vengo preguntando qué es hoy ser izquierdas. Ser de izquierdas, según yo lo entiendo, es lo contrario al dogma, a quedarse uno quieto y dar por bueno lo que dábamos por bueno; es, sobre todo, hacerse preguntas, y estar dispuesto a responderse uno mismo con honestidad intelectual, y aceptarla, y asumirla, sea cual sea la respuesta. Sí, creo que ser de izquierdas consiste en replantearse uno todo permanentemente. Me viene ahora la letra de aquella canción: “que no, que no, /que el pensamiento / no puede tomar asiento, / que el pensamiento es estar / siempre de paso, de paso...” 

viernes, 8 de octubre de 2010

sonrisa y media

La media sonrisa de ayer ha recuperado a la otra media: hoy, sonrisa entera. Bien en el trabajo. Aunque no lo parezca, a veces hay personas profundamente humanas desde el minuto cero que también son clientes. ¿Cómo era aquella copla? “¡Viva Sevilla, viva Triana /y los barcos que vienen desde La Habana!” Gracias a ellos dos, esto me lleva a pensar 30 segundos que quizá nos deberíamos des-sofisticar un poco alguna vez, y ser más humanos que supuestamente divinos, más personas que personajes, más...(haber cómo lo digo) más de la Nobleza que la Aristocracia. Punto y aparte. ¡Qué secreta alegría cuando una amiga reaparece! Viernes, vino, bromas, risas (yo mismo me caricaturizo sobre la marcha para suscitar en ella su risa tan hermosa, tan hermosa...) 

jueves, 7 de octubre de 2010

sobre los ángeles

Hoy no ha sido para mí un día especialmente bueno en la agencia; tampoco especialmente malo. Cuando algo no fluye como debe se convierte en un trombo que obstaculiza la circulación y genera atascos. Lo conozco. En fin, no todo iba a ser paz y amor... y el Plus al salón. Además, tampoco es bueno aburguesarse en un estado de bienestar y felicidad sin límites. Mientras  bajaba en el ascensor, el espejo me ha devuelto la media sonrisa agridulce, ésa que se queda a mitad de camino entre el reproche y la decepción. Pero, como es sabido y está demostrado, Dios nunca abandona a un buen ateo. Saliendo de la estación de Rubén Darío (¿de qué otra si no?), el Señor me ha enviado un ángel con rostro de ángel, y sobre todo con voz de ángel. Pliego el periódico y abro bien los ojos para escuchar mejor. No me puedo creer este milagro. Nunca lo había hecho hasta hoy: en Diego de León abandono mi asiento y voy tras sus pasos para seguir oyendo su voz en el vagón contiguo. A la salida, en el andén (metro Quintana), me presento a ella, no como “copy en crisis” sino como “creativo de publicidad”; le digo que me gusta cómo canta, que si tiene algo grabado... “Toma mi tarjeta. Escríbeme a este mail. Nunca se sabe, pero me encantaría...” No creo que pase de los 30 años. Canta como una brasileña elegantosa, pero con unos acentos dulcísimos (“melismas”, dicen los flamencos) que te llegan al alma... o quién sabe a dónde. Lo cierto es que esa chica rumana  me ha fascinado. Se llama algo así como “Ilionella”, y canta como los ángeles. O mejor.     

miércoles, 6 de octubre de 2010

una reflexión (2)

..Y no sólo es bella. “Flexibilidad” y “felicidad” tienen una fonética muy parecida: comparten siete letras, y casi en el mismo orden. Por tanto, pudiendo ser felices, ¿por qué ser rígidos? Pudiendo bailar, jugar, nadar, oscilar, seducir... ¿por qué permanecer en un traje de escayola? Si podemos acariciar la curva musical que dibuja una cadera, ¿por qué renunciar a ello? El estricto ángulo recto (en la vida) no es más que la ausencia de melodía y la constatación de un fracaso. La belleza, el placer, la felicidad, la naturaleza, el talento... piensan, sienten, gozan y actúan en curva. La sutileza, el matiz, el detalle, el color, el aroma, el paladar, el David de Miguel Ángel... son curva. El inmovilismo, la tirantez conceptual, las rigideces mentales, la inflexibilidad y toda su parentela... son el resultado de una ausencia de alegría, de amarga resignación, de estériles tristezas. Por favor, si somos medianamente inteligentes: seamos flexibles; flexibilicémonos.    

martes, 5 de octubre de 2010

una reflexión

A juzgar por la expresión de su rostro, Zor ha dormido bien. A primera hora, observo que tiene esa cosa como esponjada de quien ha disfrutado de un sueño profundo y reparador. Las mañanas empiezan a ser frescas, no frías, y eso se traduce, aunque por ahora sólo ligeramente, en el vestuario. Dejando aparte alguna bonita chaqueta en el DC (Distrito Creativo), la palabra del día ha sido “flexibilidad”. Todo me lleva a ella. Pensamiento flexible. Actitud flexible. Relaciones flexibles... Sentido y flexibilidad. Debemos flexibilizarnos. ¿Y reflexibilizarnos? Sería algo así como una reflexión flexible. Cambiar de horario, o de mesa de trabajo, o de estatus, o de nivel de algo... exige una cierta reflexión flexible. Para este otoño, chaquetas ligeramente desestructuradas y comportamientos amablemente cálidos. El lema sería flexibilicemos posturas; la flexibilidad es bella. (Continuará)

lunes, 4 de octubre de 2010

Silencio, qué silencio

A diario me gusta llegar pronto a la agencia, levantar los estores, ventilar el aire detenido, leer el correo, contestar algún mail, tomar un primer café... y que todo ello suceda como bendecido por el silencio limpio de la mañana. Pero hoy, lunes, el silencio se ha prolongado mucho más allá de ese primer cuarto de hora habitual. Un silencio apenas pespunteado por el sordo teclear en algún ordenador, o por el sonido de algún teléfono lejano. Pero no hay cruce de palabras en el aire, no hay diálogos. Cada cual está en lo suyo. Y en su propio silencio. Cómo no recordar entonces el verso de Rosales: “el silencio de dos nunca se junta.” En fin, es lunes. Aunque Zor ha estado en Amsterdam tres intensos días y vuelve cansada y fascinada. Me confiesa: “tengo sueño.”

viernes, 1 de octubre de 2010

Respetarás los viernes

No hay quinto malo, dicen, y menos siendo viernes, añado yo. Los viernes tienen otra luz, el aire es más ligero y desde primera hora todo parece respirar un optimismo contagioso. Aunque alguna vez da la impresión de que algún dios menor conspirara para desmentirlo. Debería existir una ley no escrita, un pacto de caballeros (o de damas y caballeros) para respetar los viernes y preservarlos de cuanto no vaya en la buena dirección. Algo así como lo que ocurre  en los conflictos durante la Nochebuena: se respeta una tregua no declarada.
Hoy, como toda la semana, ha sido un día de paz y buenos sentimientos. Y además, se ha despedido un compañero, Joaquín, y se han entregado dos regalos de cumpleaños. El mío es de esos que nunca fallan: tres botellas de vino -joder, qué fama- acompañadas de seis bonitas copas. Y a ello hay que añadir, a la salida, algo más de media hora de buena compañía, rica conversación y un poco de jamoncito para no perder la costumbre. En fin, cosas que crean adicción. El lunes será otro día. 

jueves, 30 de septiembre de 2010

Blue Moon


La travesía ha alcanzado el altamar de la semana y todo sigue azul constante. El día es azul. El interior de un bloc en el que estamos trabajando es (en parte) azul. Las expectativas que flotan en el ambiente de la agencia quieren ser azules. Incluso alguna mirada que había dejado de mirarme me ha parecido de nuevo repentinamente azul... por un instante. En fin, a pesar de que este copy en crisis tiene el corazón tan blanco, parece por momentos que Neptuno atiende sus secretas plegarias. Pero, volviendo al principio, hoy alguien ha teñido el día de azul. A veces basta un detalle, un gesto, algo, para que empiece a sonar... qué sé yo, Rhapsody in Blue. Y a partir de ahí ya todo va de bien para mejor. De jueves para viernes. De George Gershwin para Billie Holiday. Está sonando Blue Moon.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

¡Ay, ay, ay...!

Aunque alguno pudiera pensarlo, esos tres ayes no aluden a ninguna campaña-concurso para promover un uso adecuado de la Sanidad. Más bien evocan un anuncio de hace mil años en televisión. ¡Cómo olvidarlo! Decía: ”¡Ay, ay, ay... que me sabe a Calisay!” Algo así le está pasando a este copy en crisis. Tercer día de navegación y... ni el menor asomo de tormenta, ni de nublado a la vista, ni siquiera de nubecilla gris en el horizonte. ¿Qué está pasando aquí? Esto no es lo que era... la semana pasada, y la anterior, y la otra, y la de más allá. No quiero arriesgar lecturas apresuradas. De momento, y tras hacer mi trabajo, elevo mis plegarias a Neptuno para que esta navegación tan dulce dure al menos una jornada más. Una más. No lo puedo negar: se está la mar de bien así. ¿Crisis? ¿Qué crisis?    

martes, 28 de septiembre de 2010

servicio meteorológico

Alguien me anima a dar continuidad a este diario. ¿Seré capaz de mantenerlo vivo y alimentarlo cada día? No lo descarto. Segunda jornada de bonanza y discurrir apacible. Esto es casi como estar en tierra desacostumbrada. Por la tarde escribo algo para un regalo de cumpleaños: un par de zapatos de mujer. Inevitablemente  se me va la mano hacia la línea curva: “que la curva de tu empeine sea la más sutil y más parecida al paisaje.” En fin, esa tendencia mía. Mañana es miércoles 29. ¿Seguirá haciendo este buen tiempo? 

lunes, 27 de septiembre de 2010

Diario de un copy... en crisis

Hoy, lunes 27 del 9, ha sido un buen día. Desde el primer momento no parecía lunes, y a medida que han ido avanzando las horas... mejor: un mañana luminosa de primeros de otoño, una feliz ausencia de tensiones ambientales, un briefing bien dado, un tener las cosas claras desde el principio, un buen rato (no previsto) de conversación con mi jefa... Por cierto, mi jefa, como la mañana en sí, hoy tenía un aire luminoso. Ojalá que le dure. Me he acordado de ella hace unos minutos, mientras ojeaba De A para X, una historia en cartas. Leo en la contra: "Lo efímero no es lo opuesto a lo eterno. Lo opuesto a lo eterno es lo olvidado... Son las cosas pequeñas las que nos asustan. Las cosas inmensas, aquellas que pueden matarnos, nos hacen valientes." Bueno, vale. Creo que para empezar este diario ha sido suficiente. Tengo cosas que hacer.