martes, 30 de noviembre de 2010

cuestión de pelotas

Lo explicó muy hábilmente Woody Allen en Match Point: la bola está suspendida una décima de segundo sobre la red; durante un instante todo es posible, ganar y perder, el tormento y el éxtasis, la felicidad y el desconsuelo, el yin y el  yang,  el OK y el KO. Y todo, como quien dice, a cara o cruz.  No debería ser así, pero lo es muchas veces. Demasiadas. ¿Qué hacer cuando la bola está suspendida o "congelada" sobre alguna de las distintas redes que nos pone la vida, el amor, el trabajo...? Sabemos que los dioses se divierten jugando con el destino de los hombres. A ese juego lo llaman azar. No siempre es así, pero a veces la cosa más remota o insignificante (un vaso que se rompe y deja una conversación interrumpida) cambia por completo el curso de los acontecimientos. Y según en qué momento de la conversación se produzca el imprevisto, el vaso que se rompe o el teléfono que suena (acaso por error)... pues así será que los dioses nos sean generosos o mezquinos. Aunque sabemos que suelen ser caprichosos, arbitrarios y a menudo crueles. Pero no queda más remedio que jugar cada partida. Y además, los dioses con frecuencia están muy borrachos y no se enteran de la que tenemos aquí montada. ¡Suerte a los que vayan a saltar ahora a la pista para lanzar la primera bola... más allá de la red!   

  
 

lunes, 29 de noviembre de 2010

mira por dónde

No hace ni media hora estaba de tan mal humor que había decidido darle el día libre a este diario "por motivos personales", o "por asuntos propios" o cualquier fórmula al uso (claro que ninguna tan definitiva como la de aquella funeraria madrileña que, tal como recogió la foto de un periódico de la capital, amaneció con el rótulo inapelable de "Cerrado por defunción"). Pero, mira por dónde, casi sin darme cuenta se me ha ido la mirada por la ventana y se ha quedado como suspendida, desenfocada, no sé si flotando o fluctuando entre los copos de nieve que caen despacio, del otro lado del cristal. Dicho de otro modo, me he quedado literalmente en blanco. En ninguna parte. Ajeno a todo. Desaparecido de mí mismo. Como bajo el efecto de una anestesia indolora, inodora e insípida. ¿Cuánto tiempo he permanecido así, fuera del tiempo? ¿Un minuto, tres, cinco... quince segundos? Quién sabe. Lo cierto es que que cuando la mirada ha regresado, y yo he vuelto en mí, el mal humor había sido... no diré que sepultado como un alpinista bajo la nieve, pero sí muy erosionado en sus aristas, desdibujado, desmalhumorado en gran medida, sin fuerzas para seguir adelante y joderme la tarde. Debería nevar más a menudo en Madrid.

viernes, 26 de noviembre de 2010

el divino laberinto

Hay una campaña en algunas marquesinas de Madrid -firmada por MUSA, Muestra de Arte y Publicidad- en la que aparecen cuatro frases consecutivas: 1) "inspiré a un poeta 2) que inspiró a un músico 3) que inspiró a un videoartista 4) que inspiró a un publicitario."  Esas supuestas "inspiraciones" con efecto dominó me llevan una vez más al "divino Laberinto de los efectos y de las causas" al que Borges daba las gracias en aquel poema. Y ese dar las gracias me ha recordado que ayer, jueves, fue el célebre  Día de Acción de Gracias en USA. Y esto a su vez me ha llevado a preguntarme por las cosas por las que merecería dar las gracias al divino Laberinto. Yo podría darlas por..., sí, cómo no, por aquel gol de Zidane en la final de Glasgow, por las risas tan hermosas que conservo en la memoria, por ciertos ojos verdes,  por la casa grande de mi niñez y adolescencia, por la escena en que Woody Allen enumera algunos motivos por los que merece la pena vivir, por la cena de los viernes, por algunas tardes de lluvia, por la belleza que invade los bosques en otoño, por el placer de mirar, por este Kind of Blue de Miles Davis que está sonando ahora... En fin, daría las gracias por todo lo bailado... y por lo que nos queda por bailar. Amen.

jueves, 25 de noviembre de 2010

el mar de las palabras

Hablaba ayer aquí del silencio y el estruendo, y de las palabras que no quieren decir nada. Vivimos sumergidos en un mar de palabras. Palabras tras las que a veces nos ocultamos, nos protegemos, nos atrincheramos. Y es tanto el ruido que podemos llegar a hacen con ellas que a menudo, en lugar de comunicar y esclarecer, oscurecen, confunden, aíslan. Llegados a este punto, ¿qué tal si jugamos al juego de las prendas... desprendidas, de las frases retiradas, y nos vamos desvistiendo? Sólo es un juego inocente en el que el silencio va ganándole terreno al mar de las palabras gastadas. Cuando hemos retirado todas las prendas, todos los obstáculos, entonces, en ese silencio limpio y transitable aparece  la belleza del desnudo. Y ese espacio habitado -silencio, belleza, desnudez- es el territorio natural de las miradas. Las miradas nos cubren como olas, se apoderan de nosotros, nos llevan lejos, nos muestran los tesoros que hay en ellas, las joyas robadas, los misterios sin descubrir, los secretos que solo es posible imaginar. Más allá de las palabras (que se las lleva el viento) hay otro mundo más intenso, más libre: el mundo de la mirada. De las miradas.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

un buen lorem ipsum

En este diario, como en la vida misma, hay días volcán y días ceniza, días de mucho y vísperas de nada. Frente al desbordamiento verbal del "me anuncio por palabras" de ayer, hoy es uno de esos días con tenendencia al lorem ipsum. Se valora en estos casos la música más que la letra, y siguiendo por ahí descubrimos ese maravilloso refugio que es la poética del silencio. El silencio es un jardín japonés, es lo que queda después de habernos despojado de toda la hojarasca, lo superfluo, lo accesorio: la pura desnudez. Pero es cierto que puede resultar tan estruendoso que necesitamos maquillarlo con un oportuno lorem ipsum que no diga nada, pero que que lo diga muy bien, o al menos que haga bulto para que el blanco de escritura no resulte deslumbrante, ensordecedor. Es hablar por no callar, tararear una musiquilla para romper el hielo de ese  (a veces) insoportable viaje al interior de algo que no sabemos bien qué es. De todos modos, una cosa es cierta: hay momentos en que un buen lorem ipsum vale más más que mil palabras. Y ahora, sí, me sumerjo en mi silencio y doy la callada por respuesta. 

martes, 23 de noviembre de 2010

me anuncio por palabras

C. V.

Hay un orden secreto en las palabras que obra el milagro
 de despertar la curiosidad o levantar pasiones.
Verás. Quien esto escribe es el responsable anónimo
de los anuncios más visitados y rentables del periódico:
los que más hacen soñar. Y todo con solo unas pocas palabras 
que llevan al paraíso (o que llevan dentro el paraíso.)
Tengo en mi poder los planos y sé cómo entrar en él.
En mi Currículum aparecen páginas y más páginas de Relax.
Para más señas, te diré que soy Tamara, la dulce amiga
de Pandora; y la sublime Anaïs, la del masaje tántrico;
soy El Ángel Azul, y Arturo, el rey del mambo,
y Coral 22, y Makelele XXL, y Lady Látigo, y el ático
en La Castellana, donde tienen lugar fantasías de látex.
Me ofrezco como compositor de palabras que prometen
momentos estelares y experiencias memorables.
El número de teléfono y el precio los pones tú;
yo me limito a hablar de interminables piernas que suben
al séptimo cielo, y de chalecitos discretos
con piscina climatizada y aparcamiento propio.
Me basta un anuncio clasificado, un pequeño módulo,
para generar tráfico en el punto de venta, traer contactos
y clientes, business, personas interesadas en visitar
ese coqueto apartamento con jacuzzi y acceso directo 
desde el parking.
  
¿Quieres saber más? ¿Qué presupuesto tienes? 
Dime tus medidas y te diré quién eres. 
Pero recuerda que unas palabras mías bastarán
para que vendas lo que quieras -joyas,
viajes, sueños, alquileres...- si tú quieres.




lunes, 22 de noviembre de 2010

el botón del pánico

¿Hay vida más allá (o más acá) de Facebook? ¿Quiénes son los últimos de no-Facebook? ¿Habrá quien no se haya enterado aún que fuera de la red social no hay salvación posible, de igual modo que aquellos combatientes japoneses seguían atrincherados en algunas selvas de las islas del Índico, muchos meses después de acabada la II Guerra Mundial? Primero fue aquello tan célebre de "lo que no aparece en el Times, no existe". Luego hemos podido comprobar que nada existe que no aparezca en Google (¿O aún queda algún tesoro oculto?) Ahora, salvo algunos focos de insurgentes recalcitrantes, nadie existe extramuros de Facebook. Claro que, ante tanta y tan rápida unanimidad, no es de extrañar que haya gente incrédula y desconfiada por principio que (más allá de la protección de menores, tan acosados últimamente) esté pidiendo a Facebook el denominado botón del pánico. A propósito, decía Borges que "la luz es la sombra de Dios". La pregunta sería: los que se queden fuera y rechacen dejarse alumbrar por esa divina luz (snobs, elitistas, epatantes), ¿se estarán poniendo a la sombra del Diablo, Príncipe de las Tinieblas?

viernes, 19 de noviembre de 2010

el arte en persona

Es un personaje de otra época, de un mundo que ha desaparecido, o que se ha transformado en otra cosa. Por aquellos primeros años 70, regentaba una barra americana de medio pelo y era toda una leyenda como juerguista y como novillero con duende en los ambientes taurinos de Valladolid. Pero estaba tan ocupado con la mala vida que apenas toreaba de cuando en cuando en alguna plaza de pueblo. Eso sí, como tuviera una buena tarde de inspiración -cuentan- acababa con el cuadro. Un Rafael de Paula castellano. Sin embargo, los años pasaban y él seguía de eterno novillero intermitente. Los aficionados y amigos le apremiaban: "¡Pero cuándo vas a tomar la alternativa, Manolo!" Y tanto insistieron que se hizo una foto "artística" para un cartel promocional en el que puso, junto a su nombre, la legendaria frase: El arte no admite prisas. Pasaron los años y un buen día, cuando ya nadie lo esperaba, corrió la noticia de barra en barra de que Manolo Sánchez se iba a vestir de luces en la Plaza de Toros de Valladolid. Esta vez el maestro se anunció con un cartel que decía: Al arte le llegó su hora. En el mundo de la comunicación publicitaria no se ha conocido nada semejante. Y tardará mucho en nacer, si es que nace, alguien capaz de decir las cosas con tal soberanía y laconismo. A San Juan de la Cruz le bastaron unos pocos poemas para alcanzar las más altas cumbres. Con solo esas dos frases, Manolo Sánchez alcanzó la gloria. Y punto.

jueves, 18 de noviembre de 2010

¡qué arte tienen!

Hoy va la cosa de homenajes y quizá un poco de demagogia. Digo que los mejores copies del mundo no están en las agencias ni en los departamentos de marketing o comunicación. Al contrario, son tipos anónimos que nada tienen que ver con la profesión publicitaria. De pronto llega un tendero, que tiene una nave llena de sofás en un polígono cercano a Arganda del Rey, y escribe con un rotulador: "¡No nos cansamos de vender barato!"  Bueno, y qué decir del legendario aviso por megafonía: "Estación en curva; tengan cuidado para no introducir el pie entre coche y andén." ¿Cuántas veces habrá sonado esta frase en los vagones del Metro de Madrid? ¿Cuantos viajeros la habrán escuchado? ¿Cuántos pies se habrán librado gracias a ella de introducirse entre coche y andén? ¿Cuánto dinero se ha ahorrado el Estado en hospitales, traumatólogos y fisioterapeutas? La rentabilidad de esas palabras es incalculable. Si hubiera justicia en el mundo y derechos de copy, su anónimo autor debería haber ganado una fortuna fabulosa. Claro que, cuánto valen las cuatro palabras escritas en una pancarta, al paso de los Campeones del Mundo por la Gran Vía: "Iker: Sara somos todas". Mañana contaré aquí las que para mí son las joyas más preciadas de la corona. Su autor: un artista agitanado, flamenco, torero, jugador, mujeriego y... de Valladolid.  

miércoles, 17 de noviembre de 2010

en construcción

Así es como se siente el copy en crisis: en obras. No diré aquello de "cerrado por derribo", ni tampoco "por liquidación", ni siquiera proclamaré eso tan vendedor de hallarme "en oferta hasta agotar existencias." No. Esto es otra cosa. Mi web interior se encuentra en (fase de) construcción. Para ello, previamente hay que deconstruir la "instalación" anterior; o sea, desmontarla (no destruirla) para volverla a montar, pero ahora con una nueva configuración más sostenible, reutilizando piezas no gastadas, remasterizando la BSO, incorporando elementos de eficiencia y funcionalidad..., sin olvidarnos del capítulo I+D+i. Aunque bien mirado, en construcción se puede y se debe estar siempre. ¿Cómo era aquel principio de Física? "La materia no se crea ni se destruye, solo se transforma." Transformémonos, mis queridos copies en crisis; seamos pues... transformistas. ¿Seremos capaces de algo así? ¡Qué desafío tan excitante!

martes, 16 de noviembre de 2010

improbable, no imposible

¿Y si por uno de esos azares que cortan la respiración, Lionella se encontrara a día de hoy en Singapur? Eso quizá explicaría algunas cosas. O no. Las terminaría de enredar sin remedio. Pero hay algo que resulta innegable: el azar es un guionista endiablado capaz de urdir las tramas y conspiraciones más inverosímiles, extravagantes, locas. Aunque improbable, no es del todo imposible que esa voz de ángel que hace apenas un mes y medio se movía por la línea 5 del metro de Madrid, ahora esté cantando cada noche, allá, al otro extremo del mundo, en un club semi clandestino para corazones solitarios, frecuentado por extranjeros de dudosa procedencia, traficantes malayos, falsificadores de arte, croupiers engominados, chicas como boas, chatarreros con medallones, jugadores de póquer, creativos de publicidad (no necesariamente en crisis) y demás hermanos mártires. Cuídate, Lionella, dondequiera que estés. En cualquier momento puede  surgir entre las sombras un tipo extraño que te invita a un dry Martini... y, al menor descuido, te hace un body copy que te deja muerta. ¿Alguien conoce la Balada de Dragon Lady? Podría ser un bonito final para este post de hoy: "En las noches de póquer y ruletas / ella indolente caminaba / entre toda la canalla de zapatos finos."

lunes, 15 de noviembre de 2010

un conejo en la chistera

Antes o después, tenía que llegar un día como hoy; y siendo lunes parece como que pega más. Me refiero al vértigo del blog en blanco, al miedo al vacio (en latín queda mejor: horror vacui), a esta especie de agorafobia en plena estepa nevada sin un jodido árbol al que subirse uno y ponerse a salvo. Y esto tiene mucho que ver (todo que ver) con la crisis del copy a que alude el título de este blog. Pero no hay peor miedo que el miedo al miedo. Es doblemente paralizante. Lo mejor en estos casos, quizá lo único, es ahuyentar el propio miedo a grito pelado: ¡¡¡aaaaaaaaaaaah!!!  El grito no dice nada, no argumenta, no genera debate, pero es un arpón que resquebraja el hielo. Quizá por ahí, por esa grieta abierta en el blanco polar, podamos introducirnos como pequeños conejos y huir así del lobo estepario que venía siguiéndonos los pasos, olisqueando el rastro que deja el miedo. Moraleja: en días de frío como este hay que saber lanzar el grito y convertirse en conejo blanco. Cambiando de registro. Siempre recuerdo a la dueña del burdel en aquella película de Louis Malle. Era un día de lluvia y tedio en el que no había clientela y las chicas se aburrían con desgana. Fue entonces cuando dijo la madam: "en tardes así, solo se puede hacer dos cosas; y yo detesto jugar a las cartas."

viernes, 12 de noviembre de 2010

malditos poetas

Ante el interés o la curiosidad que han mostrado numerosos seguidores de este blog, me veo obligado a salir al paso de especulaciones e informar de que, por el momento, Singapur no se ha manifestado. Aunque, dada la diferencia horaria con el Sudeste Asiático, tampoco es de extrañar que aún no se hayan producido las primeras reacciones a  mi post de ayer tarde. Y más aún si tenemos en cuenta valores tales como la paciencia oriental, el quietismo de la meditación budista, el tiempo que lleva conciliar la ladera luminosa y la sombría (Yang y Yin) en la tradición del Tao... Está claro: a Singupur no le ha dado tiempo ni para respirar. Pero hoy es viernes y yo no quiero hablar aquí de cuestiones tan teatrales como la traición o la deslealtad. (Callar algo, no decirlo todo ¿es traición? Omitir un pensamiento, mantener cierta reserva mental ¿es deslealtad?) No podemos negar, mis queridos creativos, que existe un territorio ambiguo y variable en el que conviven la risa y el miedo, el fuego y la noche, el azabache y el jaguar, la furia y el encanto, el mar y las campanas... Qué queréis, ¡es viernes! Y los viernes, desde siempre, al atardecer, tienen barra libre los malditos poetas y los más bellos ángeles... del infierno.    

jueves, 11 de noviembre de 2010

un misterio llamado Singapur

Hay misterios en la vida. Mientras a mí me pasan o me dejan de pasar cosas en el día a día, este blog tiene su propio discurrir, lejos, muy lejos de mi voluntad, y tan ingobernable como el reino de los sueños. Lo que está sucediendo es algo que me inquieta y que no puedo seguir ocultando por más tiempo: este blog está siendo objeto de un seguimiento insospechadadamente alto desde... Singapur. Nada menos. Ni que decir tiene que no conozco a nadie en aquella isla-ciudad, ni en toda la zona del Sudeste Asiático. Nunca he viajado allí, ni he solicitado información, ni nada de nada. ¿Entonces? ¿Acaso alguna agencia de publicidad, radicada en Singapur, está buscando un copy europeo, a ser posible español (y vagamente en crisis), para hacerle una oferta que no podrá rechazar? Pues bien, de ser así, desde aquí les digo que mis conocimientos del idioma malayo, del tamil o del chino (ya sea este mandarín o cantonés) es más bien escaso, por así decirlo. Difícilmente nos íbamos a entender. De todos modos, quiero hacerles saber a mis seguidores en Extremo Oriente que agradezco su interés (sea cual sea el motivo), y que siempre he sido partidario de dejar una ventana abierta a los vientos más remotos, a los puertos más lejanos, a los misterios más insondables.   

miércoles, 10 de noviembre de 2010

solamente una vez

Hoy ha sido como la rentrée después de unas pequeñas vacaciones. Una semi semana santa en pleno otoño. Es curioso, basta añadirle dos días al fin de semana y ya tienes montada la sensación vacacional. Y la post vacacional, claro. De vuelta a casa me he acordado de Lionella, la dulce rumana que me hizo pasar de un vagón a otro del metro para seguir oyéndola cantar... como los ángeles. Ya conté aquí que le di mi tarjeta: "escríbeme a este mail. Nunca se sabe, pero me encantaría..." Ha transcurrido un mes desde aquella tarde -7 de octubre-, pero Lionella no ha dado señales de nada, y eso ya es en sí mismo toda una señal. Aunque dice un personaje de Martín Garzo que "hay que creer en los milagros. ¿Cómo podríamos vivir si no?" Y es verdad. Quizá, en mi impaciecia casi juvenil, ay, me esté precipitando al darla por perdida. Qué menos que concederle a ese ángel rubio de mirada celeste los 100 días de gracia que se concede (o eso dicen) a todo nuevo gobierno. Lionella querida: donde estés, y en la línea de metro que estés, acuérdate de mí, y dime cuándo, cómo y dónde puedo volver a escuchar tu voz, aunque sea... solamente una vez. En fin, es mi sino con las mujeres: o me matan de amor... o me matan de olvido.

viernes, 5 de noviembre de 2010

¿alguien da más?

Bueno, vale ya de tormentas y de tensiones y de tremendas cosas: hoy es viernes todo el día, hace una tarde espléndida, algunos tenemos puente, Renoir está en el Prado, Rothko en la Mapfre, Juliette Binoche se pasea  por La Toscana  (ver cartelera) en Copia certificada. ¿Qué más se puede pedir? Pues sí, hay más. Un vino excelente que me espera hoy a la caída de la tarde; una cena de viernes con velas, sin tele, con calma; quizá un paseo de sábado a media mañana por el otoño de El Retiro. Y a ello hay que añadir un libro nuevo de Gustavo Martín Garzo; un Madrid-Atleti para la tarde-noche del domingo; un sms con beso de viernes que voy a escribir (y recibir, espero) dentro de un rato. Por si algo faltara, tengo aquí, en lista de espera, a Billie Holiday (qué raro), Sarah Vaughan, Dinah Washington, John Coltrane, Miles Davis, Dexter Gordon y, si fuera necesario, un doble cedé del Rat Pack en directo; o sea, genialidad y optimismo gamberro en estado puro. Y ahora sí: ¿alguien da más? ¡Envidia cochina!
 

jueves, 4 de noviembre de 2010

distinto y junto

Ayer, muchas palabras; hoy, mucho silencio. Ayer, emociones fuertes; hoy, sensaciones leves. Ayer, tormenta en el interior; hoy... me he declarado la paz.  Pero también he de admitir que ayer, en este diario, me salió un (al parecer) conseguido collage en el que fui mezclando imágenes, pensamientos y colores de distinta procedencia: un poema a la pintura, releído después de tantos años; una idea surgida en una fértil y esclarerecedora conversación de sobremesa; una buena dosis de gratitud emocionada  hacia la chica de los ojos verdes con la que la vida es bella. Y todo ello, distinto y junto, sobrevolando como pájaros en la tormenta entre el atardecer y la anochecida de este otoño hermoso y difícil. En fin, hoy es un día en blanco, en limpio, en silencio. Ese silencio que irrumpe... después de una detonación.   

miércoles, 3 de noviembre de 2010

me enveneno de azules tintoretto

De todo menos aburrirse. Así es la vida en este trabajo en el que (unos más que otros) vamos de sorpresa en sobresalto, de inquietud en susceptibilitud, de malentendido en malempeor. Pero también a veces llega la palabra precisa, y la comunicación se abre paso más allá del ruido de fondo que nos rodea. Siempre lo digo: hay gente hermosa en la vida; tan hermosa como una mañana de otoño entre la niebla, al borde del Canal de Castilla, o como unos bellísimos ojos doloridos que tratan de desvelarte quién sabe qué misterio no resuelto. La belleza, según vamos sabiendo, nos sirve de consuelo. Una pregunta ingénua, amigos míos: ¿qué diferencia hay entre desamparo y desconsuelo? ¿Alguna vez seremos lo suficientemente lúcidos para entender que, en efecto, "la sombra es más azul cuando ya el cuerpo que la proyecta se ha desvanecido"? Besos.

martes, 2 de noviembre de 2010

¿hay alguien ahí?

Pues sí, hoy martes ha sido y es ese "otro día" que pronostiqué aquí el pasado viernes. Y como puede comprobarse, ni se ha acabado el mundo ni nos hemos quedado a vivir para siempre en el Día de Difuntos. Aunque dan qué pensar las palabras de El Roto en su viñeta de ayer: "¡Pues claro que hay vida después de la muerte! ¿Qué creéis si no que es el mundo?" Y a tenor de la jornada laboral de hoy, tan propicia a la reflexión, me pregunto si no estaré ya en el Hades sin saberlo. De ser así, puedo asegurar que el inframundo se parece tanto al mundo de los vivos que resultan prácticamente indistintos. ¿Estaré o no estaré? Compruebo que debajo de mi lengua no hay ninguna moneda. Miro a mi alrededor y no veo a ningún barquero. Busco a Perséfone... y tampoco. ¿Quiere ello decir que no he cruzado aún la laguna? ¿Entonces? Si no me hallo en el mundo superior ni en el inframundo, ¿dónde estoy? ¿Acaso todavía en ayer, en el Día de Todos los Santos, en la viñeta de El Roto? ¿O es que sigo aún sin encontrar la salida del paraíso recuperado el pasado jueves?