martes, 18 de diciembre de 2012

el gris tiene su encanto

A esta hora, normalmente, tengo ya el post muy avanzado o casi listo para publicar. Mientras venía hacia aquí, iba pensando "hoy no hay blog, no tengo tema", pero, a falta de ideas, lo que sí me surgían eran no menos de media docena de disculpas irrebatibles, de esas que le eximen a uno por completo de cualquier obligación. Como la plancha que, al menos una vez al año, se dejaba encendida en casa un director creativo amigo mío, y tenía que salir de la agencia a toda velocidad para tratar de evitar una tragedia. "¡¡¡Hostia, la plancha, la plancha!!!", exclamaba de pronto, llevándose las manos a la cabeza, y todos, conocedores de lo despistado que era, lo entendían y se hacían cargo de la dramática situación. "¡Corre, Fernando, corre, pilla un taxi!" Creo recordar que ya lo conté aquí en alguna ocasión. Pero, sí, lo cierto es que se me venían las disculpas como las olas a la playa, una tras otra, para justificar, mañana, el post que hoy no iba a escribir. Y lo cierto también es que he llegado tarde porque... me he dejado llevar por ahí, por el centro, mirando escaparates y portales, alguna librería (Antonio Machado, Blanquerna) o el aspecto y las caras de los transeúntes que me salían al paso. Una de esas mañanas crudas de invierno en las que se pasaría uno las horas muy a gusto dejándose llevar por las calles... y por las divagaciones. Hoy el color gris dominaba la escena por completo, un gris muy transitable y con el grado idóneo de humedad en el ambiente. Creo que, en realidad, quería retrasar mi vuelta para, de ese modo, llegar tarde a un post para el que no tenía tema. Y estando en esas -con las manos en los bolsillos del chaquetón, mientras esperaba que el semáforo se pusiera en verde-, me he acordado de una vieja canción que siempre me gustó: Tot és gris (Misty), en versión de Núria Feliu y Tete Montoliu. Una hermosa canción para escuchar de memoria mientras observas, del otro lado del semáforo, las caras de las personas que dentro de unos segundos se van a cruzar contigo. De pronto, se enciende la luz verde y, los de este lado y  los de enfrente echamos a andar, como formando parte de una coreografía gris. Todo es jazz.  
Tot és gris - núria feliu i tete montoliu - goear.com

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